¿Cómo achicar los zapatos de cuero?

Agua y secador: En el caso de unos zapatos de cuero, puedes encogerlos si primero los mojas con agua y luego los secas. Tienes que mojar todo el zapato, pero en especial la parte de delante y los lados donde suele ser más ancho. Luego seca con el secador y ¡listo! verás como notas el cuero más apretado.

Una de las formas más eficientes para ablandar zapatos de cuero es aplicar crema hidratante, preferiblemente Nivea o cremas de manos ya que suelen ser más grasas. Sobre todo es importante aplicar la crema en la zona del talón y en el caso de las sandalias en el interior de todas las tiras.

Usa plantillas en tus tacones

No podemos olvidarnos de uno de los trucos más efectivos para evitar que los zapatos se nos salgan de los pies. El uso de las plantillas hace que se reduzca la talla del zapato en su interior y, consecuentemente, que este quede más agarrado al pie.

OJO CON EL ANCHO DEL ZAPATO

Si observas que a los lados aparecen bultos muy marcados es señal de que el zapato aprieta, no estamos eligiendo el ancho correcto. Si podemos pellizcar en torno a 5 mm de piel o al flexionar el pie aparecen muchos pliegues es señal de que el zapato es demasiado ancho.

Lo ideal es que el dedo más largo quede a 0,5 cm del final de la puntera. En hombres, esta distancia debe estar a 1 cm aproximadamente. Así evitaremos que nuestros dedos estén encogidos y sufran dolor con el constante roce. Ah, y no olvides que el dedo meñique no se debe sobre el anular.

Usar spray antideslizante o laca para las suelas

Este tipo de sprays son especialmente recomendables para las zapatillas deportivas de las personas que caminan o corren por montaña. Sin embargo, siempre se puede recurrir a un simple bote de laca en caso de necesidad.

El truco es colocar en la suela un algodón, bien sea en la zona de los dedos o en la parte trasera. Hará el mismo efecto que una plantilla convencional y por unas horas te servirá. Esponja en la puntera: si tienes esponjas de maquillar de sobra, úsalas si tienes una urgencia, colocándolas en la puntera de tus zapatos.

Utilizar una bolsa de agua y congelador

Consiste en colocar una bolsa hermética (para evitar que se derrame el agua) dentro del zapato y lo introducimos en el congelador durante unas horas. En cuanto este congelado, retíralo y espera a que el agua se derrita. De esta manera el cuero será más flexible y moldeable.

En este caso, sólo deberás pasar un algodón humedecido con alcohol sobre la superficie del cuero , luego, al secarse, procedes a colocar la vaselina y dejar que actúe toda la noche. Después, solo vas a limpiar con un paño seco y verás como el cuero está más suave. Además, puedes repetir este proceso varias veces.

Consiste en juntar los dedos corazón y anular con esparadrapo o cinta adhesiva. Estos dedos (el tercero y el cuarto) comparten un nervio responsable de los dolores en el pie. Este nervio se tensa cuando estos dedos se separan, por lo que al juntarlos lo engañamos.

Tips para ensanchar la pantorrilla de tus botas largas

Los medios puntos no cambian la longitud del zapato, sino solo un poco el ancho. Para saber la talla de zapato que debes ordenar para tu pequeño mide su pie de la punta del dedo más largo a la punta del talón con una regla o cinta métrica.

Para medir la longitud del pie correctamente, hay que colocar el pie descalzo sobre una hoja de papel y trazar la forma del pie con un lápiz. Luego, mide la distancia desde el talón hasta la punta del dedo más largo en línea recta y anota la medida.

Para saber nuestra talla hay que multiplicar la medida resultante x 1,5. Por ejemple, si nuestro pie mide 27 cm, le sumamos 1 cm, 28 cm x 1,5 = 42. Esa es la talla que corresponde a pies de 27 cm. Por otro un 41 corresponde a una talla 10US.

Tu pie debe estar enteramente apoyado en la suela y no sobresalir ni por delante ni por detrás. Tu talón debe estar bien sujeto y el pie no debe bailarte al caminar. Tus pies deben mantener una posición relajada al andar. Si al dar un paso agarrotas el pie o los dedos, esa no es tu talla.

De esta manera, las suelas de goma son una opción confiable para evitar resbalones en superficies mojadas. Éstas ofrecen una excelente tracción gracias a su material de goma, que es conocido por su resistencia al deslizamiento.

La clave para usar con elegancia unos tacones es asegurarte que estos se ajusten bien en los talones y, además, desde el dedo más largo hasta la punta del zapato debe haber un espacio igual a un dedo pulgar de ancho; de esta forma tus dedos se sentirán mucho más confortables.

Las botas deben ajustarse con firmeza al pie, no debemos sentirlas bailonas o muy apretadas pero si ceñidas pues al estar fabricadas en piel con el uso el cuero irá cediendo y las sentiremos cada vez más cómodas.

Hierve agua. Coloca las chanclas en el fregadero con la parte superior hacia abajo. Cuando el agua hierva, viértela sobre las chanclas, asegurándote de que el arco esté cubierto por el agua. Mantén las chanclas en agua hirviendo durante 1 minuto (NO las dejes más tiempo, ya que podrían encoger).

Para ablandar zapatos de cuero sintético que producen roces, puedes probar de mezclar una base de agua con alcohol (70% y 30% respectivamente) y ponlo en una botella rociadora. Después de mezclarlo, rocía la solución por la parte de afuera del zapato sin exceso y déjalo secar.

Las Botas o botines de piel, siempre regulan el calor y el frio, es un material natural por lo que se adaptan a las inclemencias del tiempo. Con unas botas de piel te aseguras el máximo confort y calidez que necesitas para los gélidos días de invierno.

Las botas deben ajustarse con firmeza al pie, no debemos sentirlas bailonas o muy apretadas pero si ceñidas pues al estar fabricadas en piel con el uso el cuero irá cediendo y las sentiremos cada vez más cómodas.

Para nutrir e hidratar, con la pieza bien seca, aplicamos una fina capa de bálsamo ayudándonos con una esponja o un paño seco y limpio. En casos de cueros muy secos y rígidos, aplicamos más capas de bálsamo en la “carne” (parte rugosa del cuero) con cuidado de no agrietar la “flor” (parte lisa del cuero).

Si el cuero está todavía mojado, lo primero de todo es hacerte con un paño suave con el que vas a intentar secar el cuero de modo que absorbas toda la humedad posible. Seca a golpes primero y luego frota el paño y nada más. Ni se te ocurra utilizar un secador de pelo porque con ello podrías dañar el cuero todavía más.