¿Cómo agradarle a un conejo?

No le grites, por nada del mundo. No lo fuerces a ser cariñoso contigo, deja que él por iniciativa propia se acerque a ti y te de cariño. Si ves que el conejo se encuentra nervioso, evita tratar de tocarle la cara, la nariz o la barbilla, pues este te puede morder. Además, tomará ese gesto como que quieres dominarlo.

En la naturaleza, los conejos siempre tienen algo que hacer y, por tanto, necesitan mucho entretenimiento. Cavar, escarbar, roer, correr y saltar: a los conejos les encanta moverse y descubrir cosas nuevas. Por eso, como animales domésticos polifacéticos, necesitan suficientes cosas para mantenerse ocupados.

¿Cómo demuestran su amor los conejos?

Buenas opciones son manzanas, mango, melocotón (durazno), papaya, piña, albaricoque, bayas . . . cualquier fruta le sería bueno para su conejito. Los platanitos (bananas, guineos) se deben dar rara vez.

Si ves que empieza a roer un mueble, la alfombra o cualquier otro objeto prohibido, capta su atención y ofrécele algo mejor, como una golosina u otro objeto que hayas preparado para él, como un pedazo de alfombra vieja, una rama de manzano, o una madera atornillada a una base para que no se deslice.

Reconocen a sus dueños por la voz y vista e incluso vendrán si los llamas por su nombre. Algunos conejos, dependiendo sobre todo de la edad, podrían seguir a sus dueños a través de la casa, de cuarto en cuarto, e incluso saltar sobre las piernas de su dueño cuando sea llamados.

Echar las orejas hacia atrás, hasta dejarlas casi pegadas al cuello, así como permanecer inmóvil o encogerse hasta parecer una bola, son signos de miedo, y demuestran que tu conejo está estresado. Lo que intenta es hacerse pequeño y pasar desapercibido ante los depredadores.

Pelotas, rascadores, objetos de mimbre o paja, incluso aquellos que son tipo pelota rellena de premios y que según juega con ella, van saliendo de sus interior. Es posible que reaccionen con más alegría a alguno en concreto. Observa y potencia aquellos que más les gusten.

Si se tumba a tu lado, juega a que le persigas o te persigue, te da lametazos y le gusta estar contigo, indudablemente te quiere. Otra manera de decirte que es tu amigo es buscando tus caricias, ya sea metiendo su cabeza por tus manos buscando tus caricias o cariño o bien, dando vueltas alrededor de tus pies.

Las jaulas tienen la función de madriguera para los conejos, es el lugar donde pueden sentirse seguros y tranquilos. Es por ello por lo que deben estar siempre limpias, diseñadas y con los accesorios necesarios para su bienestar.

Qué frutas no pueden comer los conejos

Es necesario que tu conejo coma unas dos veces al día con una dieta equilibrada basada en heno, pienso, verduras y fruta. No es recomendable alimentarlos solo a base de pienso y en exceso, ya que pueden desarrollar obesidad.

Las mejores zonas para acariciar a tu conejo son las mejillas, la frente y la espalda. Estas son las partes donde suelen acicalarse, por lo que apreciará que le acaricies ahí.

Un conejo con mucho miedo o herido puede llegar a emitir un grito muy agudo de lástima. Patear con las patas traseras sirve para señalar un peligro cercano. Si el animal no quiere moverse y le rechinan los dientes puede implicar dolor.

Como cama se emplea principalmente paja, heno, viruta de madera, viruta de maíz o papel. El refugio o sitio para esconderse debe ser de cartón o madera ubicado en un lugar protegido y oscuro para que pueda descansar y dormir.

Cuando un conejo busca afecto, suele empujarte con su hocico o darte golpecitos en las piernas para que le hagas caso. Y si se mueve cerca de tus manos, significa que quiere que lo acaricies y mimes.

“Probablemente el problema más común es tener solo un conejo. El resultado suele ser la aparición de trastornos del comportamiento. Los conejos necesitan estímulos ambientales. Para los conejos, que viven naturalmente en grupo, es esencial el contacto con otros conejos de la misma especie.

Silbidos: cuando un conejo quiere echar a otro, suele emitir un sonido agudo similar a un silbido para expulsarlo. Sonidos de cortejo: cuando un macho trata de cortejar a una hembra, este suele emitir sonidos muy diversos, como zumbidos y bocinas, acompañados de su lenguaje corporal.

Limita las caricias a la parte superior de la cabeza o el lomo, para evitar que te muerda si se pone nervioso. Incluso puedes cubrir sus ojos con tu mano mientras le acaricias, esto puede calmarle al no ver el origen de su miedo, o bien alterarle más, así que observa su reacción.

Repelente de olor irritante

Para elaborar un buen repelente casero necesitarás jabón de lavavajillas y 4 litros de agua, además de algún ingrediente con olores que repelen a los conejos, como los clavos de olor, el limón o incluso alimentos picantes, como los jalapeños o los pimientos habaneros.

Está feliz o contento

Puede ocurrir cuando, por ejemplo, le das un premio que le guste mucho o cuando le permites el acceso a alguna zona de la casa donde pueda moverse con mayor libertad. Si te preguntabas por qué mi conejo corre y salta como loco, lo más probable es porque así está demostrando su felicidad.

La gran mayoría de los juguetes para conejos se elaboran con materiales naturales que tu conejo puede mordisquear, como la madera o el heno, en forma de cuerdas, pelotas, casitas o incluso muñecos de mazorcas de maíz. De este modo, tu mascota puede jugar a la par que se dedica a otra de sus actividades favorita: roer.

¿Qué más necesito?

La educación y domesticación de tu conejo exigen paciencia

Dejarle su espacio unas horas el primer día que llegue a su nuevo hogar, después acércate sin prisas y no por mucho tiempo. Evitar ser demasiado efusivo. No le grites, aunque sea de alegría ni le acaricies con muchas ganas, necesita un contacto tranquilo.

Si hablamos de posturas en las que duerme un conejo, estos por lo general se echan, tendiendo a encogerse y acurrucarse si tienen frío. Cuando hace demasiada calor se tumban y duermen más estirados, siempre y cuando se sientan seguros.

Cuando el conejo patea el suelo con su pata trasera, es la señal que usa en la naturaleza para avisar a sus congéneres de que el peligro se avecina.