¿Cómo empieza el libro Cumbres Borrascosas?

Fue publicada en 1847, un año antes de la muerte de su autora con un nombre masculino: Ellis Bell. Este es su inicio: He vuelto hace unos instantes de visitar a mi casero y ya se me figura que ese solitario vecino va a inquietarme por más de una causa.

Publicada en 1847, Cumbres Borrascosas se centra en el amor pasional y destructivo que existe entre sus dos personajes principales, creados por Emily Brontë: la bellísima y testaruda Catalina Earnshaw y su alto, oscuro, apuesto y taciturno héroe/malvado, Heathcliff.

En resumen, Catherine no quiere comer porque no quiere “engordar” más de lo que aumentaría a raíz de estar en cinta y esto causa que enferme de anorexia.

La señora Dean, que sirve a Lockwood en la Granja de los Tordos y cuidó de ellos cuando eran niños, le cuenta la historia de las dos familias que viven en la zona, los Linton y los Earnshaw.

Cumbres borrascosas comienza con la voz de un narrador en primera persona, en la voz del personaje Lockwood. Tan pronto este le pide a su ama de llaves, Nelly Dean, que le cuente la historia de la casa Cumbres Borrascosas, esta se vuelve la voz narradora principal.

Hindley, convertido en un borracho y jugador empedernido, se ve obligado a vender Cumbres Borrascosas a Heathcliff. Finalmente muere, y Heathcliff se queda con la casa y con el hijo de Hindley, Hareton, al que mantiene analfabeto y salvaje, vengándose así de su padre.

Es el altiplano donde Brontë ubicó el caserón de los Earnshaw, Wuthering Heights (Wuthering significa algo así como «borrascoso» en el dialecto de Yorkshire).

Heathcliff es un caballero inglés del siglo XIX. Hombre amargado, extraño y hosco, es acogido y criado en su infancia por la familia Earnshaw. Al morir su padre, Hindley, el primogénito, se casa y aleja a Heathcliff de Catherine, su otra hermanastra, con quien mantiene un apasionado romance.

También vive la nuera de Heathcliff, llamada Cathy, quien es hija de la difunta Catherine y de Edgar Linton.

Es una niña un tanto salvaje, porfiada y exigente, como su madre. Dado que nace el día en que muere su madre, uno no puede sino verla como una extensión de Catalina Earnshaw. Pero Heathcliff no la ve así, y tampoco sugiere Brontë un paralelo directo entre ambas.

Criada junto a su hermano Hindley y el hosco huérfano Heathcliff, Catherine crece como una hermosa joven. Tras la muerte de sus padres mantiene una pasional relación con Heathcliff hasta que tras un pequeño accidente pasa un tiempo en casa de los Linton, una familia vecina.

José es un santurrón que anda siempre juzgando a los demás: un verdadero dolor de cabeza. Es sirviente en Cumbres Borrascas, pero según parece, no le gusta trabajar en serio.

Heathcliff sigue visitando a Catalina en la Granja de los Tordos, a pesar de que su esposo Eduardo lo trata como a un forastero de mala cuna.

Una tormenta de nieve obliga a Lockwood a pasar la noche en Cumbres Borrascosas, y tiene unas pesadillas loquísimas que incluyen a un espíritu llamado Catalina Linton que, entre lamentos, intenta meterse por la ventana.

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A lo largo de 1846, las tres hermanas se dedicaron a escribir; Charlotte creó “Jane Eyre”; Emily, “Cumbres Borrascosas”, y Anne, “Agnes Grey”. En ese entonces Charlotte tenía 30 años, Emily 29 y Agnes 27.

Los dos modelos de familias. En la novela tenemos dos paradigmas de comportamiento, dos modelos distintos: la familia Earnshaw, que vive en Cumbres y los Linton, que vive en la Granja. Los Earnshaw pierden la paz con la llegada de Heathcliff, que es, de manera simbólica, la imagen del mal en Cumbres borrascosas.

El señor Earnshaw se fue a Liverpool. Fue andando durante tres días. Sus hijos le pidieron regalos, un violín y una fusta. Al volver llegó con un niño sucio y astroso, con pinta de gitanillo.

Heathcliff (Cumbres Borrascosas)

Publicada por primera vez en 1847, un año antes de morir su autora, esta obra rompía por completo con los cánones del «decoro» que la Inglaterra victoriana exigía a toda novela.

A la casa donde vivía el señor Heathcliff se la llamaba «Cumbres Borrascosas» en el dialecto local. El nombre traducía bien los rigores que allí desencadenaba el viento cuando había tempestad.