¿Cómo era la politica del Barroco?

El rey concentraba todos los poderes, su autoridad procedía de Dios y podía ejercerla sin límites. Esta forma de gobierno sobresalió en Francia con Luis XIV, el Rey Sol. Este período se caracteriza por las fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes.

A diferencia del Renacimiento, el Barroco se caracteriza por la idea del desengaño y por el pesimismo. Las temáticas frecuentes en esta literatura son la vida como lucha, sueño o mentira y la fugacidad de los hechos humanos, plasmadas en un estilo suntuoso y recargado.

La sociedad del Barroco, la de los siglos XVI y XVII era una sociedad estamental, esto es, estaba dividida en estamentos o clases sociales que estaban determinados desde tu nacimiento.

El arte barroco jugó un papel importante en los conflictos religiosos de ese período. Frente a la tendencia protestante a construir edificios para el culto de una manera sobria y sin decoración, la iglesia católica usará para sus fines litúrgicos la grandiosidad y la complejidad barroca.

El hombre barroco ve el mundo como un lugar caótico, está obsesionado con la brevedad de la vida y el paso del tiempo. Es pesimista y se siente desengañado ante el mundo. Para él, vivir es estar en constante depresión.

El arte Barroco tenía una gran carga ideológica, se utilizaba como propaganda de la religión y la monarquía. Podríamos compararlo con la publicidad de hoy. Elegid un anuncio televisivo y pensad qué ideas transmiten con el fin de convencernos para que consumamos el producto que publicitan.

El arte barroco se caracteriza por el realismo, los colores ricos e intensos, y fuertes luces y sombras, en oposición al arte renacentista. Entre los más grandes pintores del Barroco se encuentran Caravaggio, Rembrandt, Rubens, Velázquez, Poussin y Vermeer.

En el Barroco, se usan los mismos temas que en el Renacimiento: amorosos, mitológicos, el carpe diem, el beatus ille, religiosos, patrióticos; aunque, en general, con otra visión: la del desengaño, que llevará a actitudes y planteamientos plagados de pesimismo.

La sociedad del siglo XVII seguía siendo una sociedad piramidal. En lo alto de la pirámide estaba el rey. En la zona más baja, el estado llano, grupo al que pertenecía la mayor parte de la población.

La literatura barroca hace uso desmedido de la adjetivación, el hipérbaton, la elipsis, la metáfora, la perífrasis, la antítesis y las alusiones mitológicas.

El Barroco fue un período artístico de exuberancia y dramatismo que dejó un legado de obras maestras en las artes visuales. Desde las pinturas y esculturas llenas de movimiento y emoción hasta la arquitectura grandiosa y la poesía lírica, el Barroco nos transporta a un mundo de contrastes y pasión desbordante.

El Barroco fue un período de la historia de la cultura en Occidente, que abarcó el siglo XVII y principios del XVIII, y marcó un cambio en la manera de concebir el arte, que tuvo impacto en numerosas áreas de la cultura y del saber, como las letras, la arquitectura, las bellas artes y la filosofía.

Para el hombre del Barroco la vida se convierte en pesimismo y desengaño; el hombre ve el mundo como un conjunto de falsas ilusiones que acaba con la muerte. Durante la Edad Media, el poder real estaba muy debilitado; necesitaban ayuda de los nobles para sus campañas militares.

Los procesos históricos más destacados de los siglos XVII y XVIII fueron:

Este término pretendía principalmente subrayar el exceso de énfasis y abundancia de ornamentación en todas las manifestaciones del arte. El barroco además de ser un movimiento de gran importancia para las artes plásticas también fue un movimiento cultural que se extendió a la literatura, arquitectura, danza y música.

En España se dieron dos tendencias poéticas predominantes. Por un lado, el conceptismo, cuyo representante fue Quevedo y, por otro lado, el culteranismo, cuyo mayor exponente fue Góngora.

Poca información existe sobre la mujer en la sociedad barroca, dado su papel secundario, pues su vida se relegaba al ámbito doméstico y, además, se consideraba que esta debía ser sumisa ante el hombre, ya que su virtud en esa época radicaba en la modestia y el silencio (Ferrer Valls, 1995).

Su intención fue introducir a los fieles en los misterios de la fe, a través de los sentidos, mostrándoles la gloria celestial, a la cual podían aspirar. La expresión artística se caracteriza por sus formas atractivas y su temática exclusivamente religiosa.

A diferencia del Renacimiento, el Barroco se caracteriza por la idea del desengaño y por el pesimismo. Las temáticas frecuentes en esta literatura son la vida como lucha, sueño o mentira y la fugacidad de los hechos humanos, plasmadas en un estilo suntuoso y recargado.

En España, el Barroco coincide con la decadencia política y con la contrarreforma. La Contrarreforma religiosa, iniciada en el Concilio de Trento (1545-1563) y contraria a las propuestas protestantes que procedían del norte de España, influyó de manera decisiva en la formación de esta mentalidad barroca.

El conceptismo se basa en las asociaciones ingeniosas de ideas y conceptos, se busca la expresión artificiosa y sutil, decir lo máximo utilizando los mínimos elementos. El culteranismo, en cambio, se preocupa sobre todo por desarrollar la forma; busca la belleza, la riqueza sensorial, la ornamentación.

El culteranismo y el conceptismo son las dos tendencias estilísticas dominantes en la literatura barroca española.

1. Las Meninas, de Diego Velázquez (Museo del Prado, Madrid) Es probablemente una de las obras pictóricas más reproducidas y que mayor fama tiene en todo el mundo.

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Proletariado, burguesía y una clase media situada entre las dos se han considerado desde el siglo XIX como los tres estamentos en los que la sociedad se dividía, si bien sus fronteras han cambiado según el tiempo ha pasado.

La sociedad del siglo XVIII.

La sociedad continúa dividida en estamentos como era tradicional desde la Edad Media. La nobleza y el clero eran los estamentos privilegiados gracias a su alianza con la monarquía absoluta, detentaban muchos cargos, vivían en la corte y eran los dueños de casi todas las tierras.

Peninsulares eran los burócratas y mercaderes, los criollos grandes terratenientes, mestizos los artesanos y pequeños comerciantes, mulatos los trabajadores manuales urbanos y los indios campesinos o trabajadores no especializados.