¿Cómo se lavaban en la antigüedad?

Durante la mayor parte de la historia la ropa se ha lavado en el río, arroyo o charca más cercana. Básicamente, se sumergía la ropa, se frotaba con una tabla o una piedra para arrancar la suciedad (primero con cenizas y luego jabón) y después se enjuagaba en el agua y se dejaba secar en la orilla.

-En un primer momento, la ropa se lavaba cociéndola en agua caliente y jabón. A veces se la golpeaba con palas de madera mientras se colocaba en tinas de madera. -En 1780, Robinson de Lancanshire patenta una máquina para lavar y escurrir la ropa pero no se tiene la seguridad de que llegara a construirse.

En 1961 aparece una primera versión de la lavadora, llamada máquina de lavar, que contaban con un tonel con paletas en su interior y se podía llenar de ropa y funcionaba con una manivela que hacía girar las paletas. Aunque se estropeaban fácilmente y destrozaban algunas prendas de ropa.

Hasta principios del siglo XX la ropa solía lavarse con ceniza, por ejemplo. La ceniza de madera se lixivia en agua para crear lejía. La lejía es el precursor del jabón, combinado con la grasa extraída, de hecho se convierte en un jabón bastante fuerte.

Las primeras lavadoras aparecieron a finales del siglo XVII en Inglaterra. Éstas eran manuales y el tambor tenía que ser activado con una manivela o pedal.

Si no tienes nada de detergente, pon una taza entera de bicarbonato. Este ingrediente limpiará y eliminará los olores de la ropa. Ten en cuenta que no puedes añadir a la lavadora cualquier producto, así que en caso de duda es mejor esperar a tener detergente.

Para ropa limpia de manera ecológica puedes utilizar jabón natural, vinagre, bicarbonato de sodio, carbonato de sodio, percarbonato de sodio y aceites esenciales, que bien utilizados son una alternativa ideal para mantener tu colada limpia y libre de tóxicos.

Así es la historia de la invención de la lavadora en España

En 1954 la empresa Balay lanzó al mercado un modelo que ayudaba a lavar hasta 2.5 kg de ropa y que consistía en una turbina y un motor que giraba la ropa, el agua y el jabón en un solo sentido.

No los lavaron con agua y jabón. Los "lavaban" rociándolos con talco y luego se quitaban los polvos de nuevo, quitando el olor del cuerpo de las prendas y cepillándolos con el olor del talco.

Las primeras lavadoras

Se componían de una gran tina de madera que tenía una manivela para lavar las prendas. Una mujer llenaba la tina con agua, jabón y ropa, y luego la fregaba a mano o con una tabla de lavar encima. Este proceso requería mucho tiempo y trabajo, pero era lo único que había en aquella época.

Para lavar la ropa, las fullonicae usaban una mezcla compuesta por agua, orina y cenizas. La orina contiene amoníaco, que descomponía la materia orgánica y ayudaba a ablandar la suciedad de las manchas, mientras que las cenizas la absorbían.

El inventor de tal hazaña fue Alva Fisher, aunque en algunos apuntes históricos también se vincula el nombre de Louis Goldenberg con la creación de este invento. En cualquier caso, lo que Fisher ideó fue un aparato en el que un motor hacía rodar un tambor metálico.

Los más conocidos fueron los armarios de sacristía donde se guardaban los atavíos y paramentos religiosos. Otros se utilizaban para situar en ellos armas o prendas de vestir. En el Renacimiento se convierten en muebles de lujo, con una inspiración clásica. Eran de una o dos puertas.

¿Cada cuánto hay que lavar la ropa? Los expertos dicen que algunas prendas de ropa como la ropa interior, calcetines, mallas y la ropa deportiva debe ser lavada después de cada uso. Aunque también se aplica a las prendas que presenten malos olores debido al sudor y manchas.

El remojo con cenizas y agua caliente debía hacerse en las casas y era llamado “la Colada” (separar las impurezas de las cenizas mediante un saco colador). Este procedimiento podía repetirse hasta unas 6 veces y con los restos resultantes, la lejía, se aprovechaba para fregar los enseres de metal.

Bacterias y gérmenes fecales

Un estudio realizado en la Universidad de Nueva York demostró que la ropa nueva no está tan limpia como pensamos. Lavar las prendas antes de usarlas no solo reduce la posibilidad de sufrir una reacción alérgica, sino que evitaremos estar en contacto con gérmenes fecales.

Si deseas agregar algo de suavidad y aroma a tu ropa sin usar suavizante, existen alternativas naturales, como por ejemplo: Vinagre blanco: solo debes agregar media taza de vinagre blanco al ciclo de enjuague para que ayude a suavizar las telas y eliminar los residuos de detergente.

Se trata de un jabón elaborado con aceite reciclado en un taller jabonero local por un mujer que hace las cosas como siempre tendrían que haberse hecho, bien, con cariño y con mucha consciencia y profesionalidad. Es un jabón con una periodo de maduración entre 7 y 8 meses.

El limón es un astringente natural que limpia, desinfecta y blanquea la ropa. Corta uno en rodajas y agrégalo a un recipiente con un litro de agua hirviendo. Sumerge después las prendas blancas que se han puesto amarillas o grises y déjalas 40 minutos. Pasado ese tiempo, llévalas a la lavadora.

Otro de los beneficios de lavar la ropa sin jabón es que este sistema de lavado hace que los blancos se vean más blancos y los colores más brillantes, además de que protege las prendas para que duren más tiempo. ¡Mi sueño!

Para limpiar la lavadora con una pastilla de lavavajillas, añade una en el tambor de la lavadora y pon un ciclo de lavado corto a temperatura alta. Así la pastilla se disolverá y desinfectará el tambor de tu lavadora.

El bicarbonato de sodio ayuda a regular el nivel de pH en el agua de la lavadora evitando que sea demasiado ácida o alcalina. Al añadir ¼-1/2 taza de bicarbonato de sodio a cada carga de ropa, los detergentes pueden funcionar de manera más efectiva y reducir las bacterias que causan los olores.

Si no centrifuga bien, es que el condensador está deteriorado y no puede con el peso de la ropa. Otro de los elementos que puede causar problemas en el centrifugado es el tubo de desagüe.

Un lavadero dispone, por lo general, de una tabla o piedra lisa que en algunas partes de América se llama batea. En un hogar moderno, un lavadero puede estar equipado con una lavadora y una secadora automáticas, e incluir una pila de lavar grande para lavar determinadas prendas, así como una tabla de planchar.

Para aclararlo, el agua también es un producto químico, natural. Hasta principios del siglo XX la ropa solía lavarse con ceniza, por ejemplo. La ceniza de madera se lixivia en agua para crear lejía. La lejía es el precursor del jabón, combinado con la grasa extraída, de hecho se convierte en un jabón bastante fuerte.

Hasta finales del siglo XIX o principios del XX, la limpieza de las ropas se llevaba a cabo en las orillas de los ríos y riachuelos. Las lavanderas, de bruces sobre piedras o maderas inclinadas, realizaban el trabajo siempre penoso, alcanzando notoriedad las profesionales que lavaban en el Urumea donostiarra.