¿Cómo se le dice a la persona que lee?

lector, -ōris. 1. adj. Que lee o tiene el hábito de leer.

Lector - Wikipedia, la enciclopedia libre.

El término bibliófilo puede aplicarse algunas veces a una persona que tiene una predilección obsesiva por los libros, tal vez alcanzando un grado de bibliomanía.

"Dislexia" es el término que se usa cuando una persona tiene dificultades para aprender a leer, a pesar de ser inteligente y de estar motivada para aprender.

Una persona que lee tiene el poder de enriquecer las conversaciones, pues el hábito de la lectura amplía panoramas, entrega información y conocimiento, agudiza los sentidos y desarrolla sensibilidad para escuchar lo que el otro tiene por decir.

Un lector es aquel individuo que lee, ya sea un libro, un periódico, una revista, un documento, entre otros materiales plausibles de ser leídos, y que lo puede hacer tanto en silencio como en voz alta, y en diversos contextos.

Nos permite conectar y ponernos en la piel de otras personas / personajes. Ejercita a nuestro cerebro: despierta vías neuronales, activa la memoria… Nos hace recordar, conocer y aprender. Libera nuestras emociones: alegría, tristeza, cólera, miedo, sorpresa, amor…

El lector promiscuo: empieza un libro y no duda en abandonarlo por otro. Así es su dieta lectora. No puede evitarlo. Le gusta demasiado leer y no sabe decir que no.

Lector paciente. Lector destructor. Lector de lectura pospuesta.

“Susceptibilidad a los resfriados, dolores de cabeza, debilitamiento de los ojos, erupciones por el calor, gota, artritis, asma, hemorroides, apoplejía, enfermedad pulmonar, indigestión, bloqueo de los intestinos, desorden nervioso, migrañas, epilepsia, hipocondría y melancolía”.

Leer bien significa no cometer errores, pero también leer con cierta velocidad y entonación. Cuando una persona lee los textos de manera precisa, con la velocidad adecuada y con buena entonación se dice que tiene buena fluidez lectora.

Sustantivo masculino. Lector, persona que lee.

Lector polígamo: lector de varios libros. Puede leer varios libros al mismo tiempo sin mezclar historias o personajes. Lector comprometido: lector que acaba la lectura aunque el libro no le esté gustando. Lector sin compromisos: lector que no le importa abandonar un libro por otro cuando uno no le gusta.

Para esto se abordan tres niveles de lectura: Lectura literal, Lectura inferencial y la Lectura Crítica. La Lectura literal se constituye la lectura predominante en el ámbito académico. Es el nivel básico de lectura centrado en las ideas y la información que está explícitamente expuesta en el texto.

Leer nos equilibra y nos ilumina la mente, poniendo orden a nuestras ideas y haciendo que seamos capaces de transmitirlas de la forma más diplomática. Si nos gusta leer, podremos aplicar esta cualidad al trabajo.

Uno de los principales enemigos del sueño es el estrés, pero leyendo justo antes de dormir podemos reducirlo. Según el Instituto del Sueño, hay estudios que demuestran que seis minutos de lectura reducen hasta un 60% los niveles de ansiedad. Además, leer ralentiza el ritmo cardíaco y alivia la tensión muscular.

La lectura es el camino hacia el conocimiento y la libertad e implica la participación activa de la mente. Del mismo modo, leer contribuye al desarrollo de la imaginación y la creatividad y enriquece el vocabulario y la expresión oral y escrita.

El lector tradicional, lector de libros, lector competente, lector literario que, además, se sirve de los nuevos modelos de lectura, como la lectura en internet, p. e. 2.

Al "leer" las imágenes de un libro, al sentir la música de un poema, al identificarse con un personaje o al inventar una historia, los niños son lectores plenos, así no sepan decodificar, y esto supone también un replanteamiento de los "plazos" de enseñanza de la lectura.

Los lectores pasivos leen sin pensar. Como resultado, sus mentes divagan y no pueden recordar lo que han leído. Los lectores activos piensan críticamente sobre las ideas del autor. Como resultado, es más probable que mantengan la concentración y recuerden lo que han leído.

Considerando que la comprensión lectora es un proceso de construcción de significado personal del texto mediante la interacción activa con el lector, se debe desarrollar con énfasis los tres niveles de comprensión lectora: literal, inferencial y crítica.

Como hemos dicho, el lector ideal es el público objetivo al que va dirigido un libro mientras que el lector real es la persona que finalmente lo está leyendo. Cuanto más parecido, como dice Anderson Umbert, sea el lector real al lector ideal mejor podrá interpretar y entender el texto.

El nivel de comprensión lectora es el grado de desarrollo que alcanza el lector en la obtención, procesamiento, evaluación y aplicación de la información contenida en el texto. Incluye la independencia, originalidad y creatividad con que el lector evalúa la información.

Practicar la lectura como hábito puede ayudarnos a prescindir de los chutes de dopamina que nos dan las redes sociales y que nos hacen pasar más y más tiempo en ellas esperando siempre algo aún mejor.

Esto concuerda con el tema anterior: cuanto más lees, más palabras ganas e, inevitablemente, se abren paso en tu vocabulario cotidiano. Ser articulado y hablar bien es de gran ayuda en cualquier profesión, y saber que puedes hablar con confianza en ti mismo puede ser un gran impulso para tu autoestima.

El hábito de leer genera muchos beneficios para la salud a nivel mental, generalmente se desarrolla una mejor respuesta cognitiva en el cerebro, mejora la memoria, se reduce el estrés, aumenta el vocabulario, la concentración, la capacidad de imaginación y hasta se previene el Alzheimer.

En concreto, en 1965 los especialistas en educación y psicología David Ausubel y Mohamed Youssef de esa casa de estudios llegaron a la conclusión de que un estudiante necesita estar expuesto a una palabra 17 veces para aprenderla. Y en la actualidad los expertos dicen que el promedio va de entre 15 a 20 veces.