¿Cómo se siente una persona libre?

Cuando una persona se siente libre, puede expresarse con autenticidad y sin miedo a ser juzgada. No se siente coaccionada por las opiniones de los demás y tiene la capacidad de actuar según sus propios valores y creencias.

Ser libre, a la hora de hacer lo que uno quiere, forma parte de nuestro ser así como también la preocupación de no conseguir satisfacer ese deseo. Una persona deseosa de libertad es consciente de qué cumplir su deseo lleva implícito acatar unas normas y principios necesarios para la convivencia entre seres humanos.

La Libertad. Podemos definir la libertad como el poder, radicado en la razón y más inmediatamente en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas.

El término libre, un adjetivo, puede referirse, en esta enciclopedia: a quien tiene libertad, es decir, a aquella persona que tiene la posibilidad de tomar decisiones y llevar a cabo acciones sin imposiciones externas.

Una persona libre no busca excusas ni culpables externos, sino que se hace cargo de su vida y de las decisiones que toma. Además, una persona libre es autónoma. Esto significa que tiene la capacidad de tomar sus propias decisiones y de actuar de acuerdo con sus propias convicciones y valores.

La libertad, en el marco de la convivencia y el respeto democráticos, es una puerta que nos conduce al desarrollo de nuestras capacidades individuales y colectivas, motor de progreso y garantía de bienestar.

La elección de una postura política. La participación en debates de diversos tipos y fines (académicos, político, entre otros). Elección de la orientación sexual. La manifestación de cualidades artísticas.

Es un valor: como valor, el ideal de la libertad orienta las acciones humanas hacia el diálogo, la comprensión, el respeto y la tolerancia. La libertad inspira la construcción de un modelo de sociedad abierta y democrática, que aspira a la paz.

La falta de libertad, puede acarrear en estos casos, frustración, enfados e irritabilidad en general, pero se hace más evidente en este tipo de población, ya que, no tienen la misma capacidad de razonamiento que los adultos.

La libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal y, por tanto, de crecer en perfección o de flaquear y pecar. La libertad caracteriza los actos propiamente humanos. Se convierte en fuente de alabanza o de reproche, de mérito o de demérito.

Hombre libre, es el que posee una existencia caracterizada por acompañar su amplio caudal de libertad propia de un eje de sentido que es el proyecto vital. La conquista de la libertad propia es un arduo trabajo que ha de iniciarse en el mundo interior. El hombre de existencia libre se forja como tal en su intimidad.

En una sociedad libre los individuos interactuamos y nos relacionamos de forma voluntaria, y por lo tanto mutuamente beneficiosa: cada parte obtiene más valor que el que entrega. La libertad no es ilimitada o irrestricta: yo mando solamente en mi propiedad y debo respetar la propiedad ajena.

Los miedos paralizan cualquier iniciativa de reformas, de diálogo, de consensos y la búsqueda del “bien común”. El miedo genera enfrentamientos, divisiones y crispaciones estériles; el miedo te invita a encerrarte en tu “búnker” ideológico, en tu egocentrismo o en tu visión interesada y parcial.

"Ser libre implica decidir nuestras acciones en cada momento de la vida, aunque tenemos derecho a expresarnos, elegir,actuar, crear y disentir, debemos recordar que nuestros actos tienen efectos en nosotros, en las personas con quienes convivimos y en el medio que nos rodea".

Mientras la libertad negativa de un individuo se refiere a que "le permiten" ejercer su voluntad, pues nadie se lo impide, la libertad positiva se refiere a que "puede" ejercerla, al contar con el necesario entendimiento de sí mismo, y la capacidad personal para ejercerla.

Internamente la libertad encuentra su primer y más claro límite en el propio tamaño de la responsabilidad moral de la cual tenga conciencia ese individuo o ese grupo. Donde, entonces, esa responsabilidad es el límite y la consecuencia que puede endilgarse por el ejercicio de la libertad.

Primera: la libertad de expresión. Esta libertad se niega a millones de personas y está cada vez más amenazada, por lo que debemos defender, preservar y ampliar las prácticas democráticas y el espacio de la sociedad civil. Ello es esencial para una estabilidad duradera. Segunda: la libertad de culto.

De ellos se sirve el poeta cubano para definir su discurso pro libertad: “libertad es el derecho que todo hombre tie- ne a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía…” (Martí, 2004: 14).

Existen diversos factores que pueden obstaculizar el ejercicio de nuestra libertad. En el presente artículo se destacan cuatro de ellos: la ignorancia, el miedo, las pasiones y la violencia. La ignorancia puede explicarse como la carencia de determinado conocimiento que se podría tener.

Un hombre libre y de buenas costumbres, es un hombre feliz y congruente con su entorno, sabe a donde va, cuál es su destino, para que fue hecho por el creador.

El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer principio del existencialismo.

Desde esa perspectiva, la libertad se presenta como convicción individualizada que conlleva al ejercicio racional de los pensamientos, no arbitraria, no insensible de la naturaleza humana, sino como autodeterminación positiva de actuar de una u otra forma.

Para la filosofía, la libertad es la “capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de la persona”, pero también comprende una responsabilidad de nuestros actos de libertad.

La libertad es un valor que posibilita al ser humano por decisión propia asumirse como tal, el brócoli no tiene alternativas es solamente brócoli, las sillas son sillas, pero el ser humano tiene todas las posibilidades en cada instante de su vida que un ser libre puede tener ante sí y debe decidir responsablemente ...

El miedo es el mayor enemigo de la libertad humana, pues impide hacer muchas cosas importantes y que producen gran satisfacción afectiva, pero que hacen sufrir mientras se lucha por hacerlas, porque son difíciles y cuestan esfuerzo, y no hay seguridad de lograrlas.

La libertad de vivir sin temor significa que nadie debe tener temor de su gobierno, de las fuerzas armadas, de que la policía actúe de forma antidemocrática, o incluso de sus vecinos. “Significa que podemos irnos a dormir cada noche y esperar que nuestro hogar esté en pie al día siguiente.