¿Cómo te tienen que quedar los lentes?

Los lentes deben ser casi tan anchos como tu cara y llegando de tus cejas (no arriba de ellas) hasta un poco más de la mitad de la nariz, que es lo que te va a dar la protección que necesitas, sin incomodar. Debes cuidar que no sean muy grandes, ya que el punto no es ocultar tu cara detrás de ellos.

Las gafas también tiene que quedar centrada, tanto en horizontal evitando que se salga del rostro como en vertical. Hay que conseguir sobre todo que del ojo hacia la parte superior de la montura quede espacio más o menos igual que del ojo para la línea inferior de la montura.

La longitud de las patillas de tus gafas te ayudará a saber si se asentarán sobre tus orejas sin causar dolor o molestias. Siempre deben quedar cómodamente en posición horizontal y uniformemente a los lados de la cabeza . El largo del brazo o de la sien no varía tanto como el resto de medidas.

Las gafas deben cubrir sólo aproximadamente la mitad del ancho de las cejas . Evite los marcos que oculten completamente sus cejas o que queden demasiado bajos, exponiéndolos por encima. Sin embargo, si tu estilo es mostrar o cubrir las cejas intencionalmente, ¡adelante!

Señales de una mala graduación

El ancho de tus monturas no debe ser más ancho que el ancho de tu cara en las sienes . La parte superior de tus monturas no debe estar más alta que la línea de tus cejas. El borde inferior de las monturas no debe quedar sobre tus mejillas, de lo contrario comenzarán a rozar tu piel y causar irritación.

El ancho de la montura debe extenderse ligeramente más allá de los pómulos, lo suficientemente lejos como para que el brazo de la montura no toque la sien y lo suficientemente cerca como para que no quepa más de un dedo en esa misma área.

Un buen par de anteojos debe descansar cómodamente sobre el puente de la nariz y no presionar contra la frente o las mejillas. Sin embargo, no deben estar tan cerca de la punta de la nariz como para que se resbalen cuando arrugas la nariz o entrecierras los ojos.

Sin embargo, para las monturas de uso diario, las cejas normalmente deberían verse ligeramente desde arriba de las gafas . Como regla general, al menos la mitad superior de las cejas debe ser visible. Tus gafas no deben cubrirlas por completo, ni tampoco deben mostrarlas tanto que parezca que tus cejas flotan sobre tu montura.

Doble suavemente la almohadilla nasal hacia adentro si es necesario apretarla . Repita con el otro lado. No intentes juntar ambas almohadillas al mismo tiempo. Doble suavemente cada almohadilla nasal hacia afuera individualmente si es necesario aflojarlas.

Las cejas, un elemento protector

Se cree que el vello curvo situado sobre nuestros ojos canaliza cualquier líquido no deseado (como el sudor o la lluvia) y lo aleja de los ojos para mantener la visión despejada. La forma y la dirección del vello facilitan la canalización hacia los lados de dichos líquidos.

Las gafas menos ostentosas, las con montura delgada completa, las ojo de gato, las ovales o las redondas son las mejores.

Normalmente, basta con un par de días para acostumbrarse a utilizar las nuevas gafas de corrección. Para algunas personas especialmente sensibles, este proceso puede alargarse hasta una semana. Para facilitar la adaptación, no olvides: - Utilizar las gafas siempre, aunque tengas tentación de quitártelas.

Las gafas demasiado pequeñas podrían hacer que las almohadillas nasales presionen tu nariz e incluso podrían tener monturas que se ajustan demasiado cerca a los lados de tu cara. Las gafas que son demasiado grandes, por otro lado, podrían deslizarse constantemente por tu nariz, irritando tu piel.

Para saber las medidas exactas de unas gafas, puedes fijarte en la patilla. En ella encontrarás una serie de números que indican los mm del calibre, del puente nasal, y de la longitud de la varilla, en este orden.

Cuanta mayor sea la graduación, más pequeños se verán los ojos y más parecerá que estén hundidos. Ocurre lo contrario con las gafas para corregir la hipermetropía: las lentes son más gruesas en el centro y hacen parecer los ojos más grandes de lo que son.

Las caras ovaladas son muy agradecidas, porque cualquier estilo de gafa es ideal para esta forma de cara. Las gafas más clásicas, cuadradas y rectangulares siempre te darán buen resultado. Aunque también puedes arriesgar con un diseño más geométrico, hexagonales y cuadradas, será una apuesta segura.

La lente en sí puede apretarse mientras está sobre el ojo, lo que puede producir pequeños rasgones o desgarros en la córnea (la superficie frontal del ojo). Esto puede aumentar el riesgo de una infección ocular, inflamación o abrasión.

Para ponerte los lentes, debes sujetar la parte frontal del armazón con ambas manos. Desliza las patillas sobre las orejas y baja el armazón ligeramente hacia la nariz. Siempre maneja los lentes con ambas manos para reducir la presión en las bisagras. No empujes los lentes hacia la nariz.

Ojos hundidos y con bolsas: en muchas personas, sobre todo si han llevado gafas de forma permanente durante muchos años, se acaban desarrollando o potenciando ojeras, ojos hundidos y bolsas en los ojos, tres circunstancias realmente muy antiestéticas.

Si nuestros anteojos se resbalen constantemente por nuestra nariz o presionan incómodamente en ambos lados del rostro, implica que debemos ajustar las plaquetas nasales o las patillas. En este caso no es necesario devolver las gafas, basta con ensancharlas o apretarlas.

Lo ideal es elegir unas gafas con un puente bajo y fino para que no resalte los rasgos prominentes de la nariz. Por el contrario, también sería correcto irse al extremo y escoger unas gafas con un puente muy grueso, para que la nariz pase desapercibida en proporción a éste.

Lo ideal para disimularla es coger unas gafas de sol que tengan un puente grande para que se acomode perfectamente a ésta. También que el puente sea de un color oscuro favorecerá mucho a los rostros con nariz grande, ya que este color ayuda a qué se perciba la nariz más fina.

¿Cómo te deben quedar los lentes? Los lentes deben ser casi tan anchos como tu cara y llegando de tus cejas (no arriba de ellas) hasta un poco más de la mitad de la nariz, que es lo que te va a dar la protección que necesitas, sin incomodar.

También son llamadas lentes, anteojos, antiparras, binóculos o espejuelos y son un elemento óptimo formado por dos lentes sujetados a un armazón. Se apoyan gracias a que tienen un arco que se sostiene en la nariz y dos varillas que van tras las orejas. Tienen dos partes importantes: la montura y los lentes.

Aunque este hábito es muy común, lo correcto es colocarse las lentes con las dos manos y manteniéndolas en una posición recta. Por supuesto, te recomendamos también que las guardes en un estuche rígido cuando no las estés utilizando. De esta manera estarán mucho más protegidas.

La mejor manera de ayudar a que sus ojos se adapten a sus nuevas gafas es usarlas. Póngase sus gafas nuevas en cuanto despierte y llévelas durante todo el tiempo que pueda todos los días. No vuelva a usar sus gafas antiguas, aunque estas le resulten más cómodas. ¡Esconda sus gafas antiguas si es necesario!