¿Cuál es la posición correcta de una almohada cervical?

Independientemente del modelo, lo ideal es que el área curvada de la almohada cervical esté en contacto permanente con el cuello para mantenerlo alineado con la columna vertebral. Por su parte, la cabeza quedará situada en la zona plana de la almohada, mientras que los hombros permanecerán apoyados sobre el colchón.

Coloca la almohada cervical correctamente

La almohada debe colocarse debajo de tu cabeza y alrededor de tu cuello, de manera que la curvatura natural de tu cuello quede bien apoyada.

Durmientes de lado:

Si duerme de lado, debe girar la almohada 90 grados para que el lado superior de la almohada quede debajo de su cuello . La parte inferior debe acunar su cabeza, permitiendo que su cuello se alinee naturalmente con la columna.

Coloca una almohada entre las rodillas: Colocar la almohada entre las rodillas resulta de gran ayuda para adoptar la postura correcta, lo que te prevendrá de sufrir dolores en el cuello, pero también a descansar mejor cuando duermas de costado.

Se recomienda una almohada de una altura de 10 a 13 centímetros. La función del cojín será evitar que la cabeza se caiga hacia atrás, sin que suponga generar mucha presión sobre la musculatura de la parte posterior del cuello.

Una forma de mantener el cuello correctamente alineado es dormir con una almohada cervical. Una almohada cervical que se ajuste adecuadamente puede ayudarle a mantener la curva cervical normal mientras duerme boca arriba, permitiendo que sus músculos y ligamentos se relajen y recuperen su longitud normal .

Las mejores posiciones para dormir para el dolor de cuello

Las mejores posiciones para dormir para el cuello son boca arriba o de costado . Se recomienda especialmente la espalda; solo asegúrese de usar una almohada que soporte la curvatura de su cuello y una almohada más plana para amortiguar su cabeza.

1-En primer lugar, inspira profundamente por la nariz y mantén la respiración mientras cuentas hasta 5. Al exhalar lentamente por la boca, deja que tus hombros se relajen y se alejen de tus orejas. Repítelo 5 veces. 2-A continuación, encoge los hombros hacia las orejas y luego suéltalos al exhalar.

La almohada debe ser cómoda para que el cuello no esté rígido y los hombros, relajados. Existen distintos factores que facilitan conciliar el sueño como la exposición adecuada a la luz, la temperatura de la habitación, una dieta equilibrada o evitar practicar deporte antes ir a dormir.

Puedes darte cuenta de que has alcanzado la altura perfecta de la almohada cuando tu oreja se alinea al nivel de tu hombro . Es más fácil estar seguro cuando tienes un amigo que te ayuda. Pídale que le mire la espalda y el cuello (o le tome una foto) mientras descansa de lado y prueba la almohada.

Si duermes de lado o boca abajo, una almohada dura puede ofrecer el soporte necesario para mantener una postura adecuada. Si duermes boca arriba y prefieres una superficie más suave, una almohada blanda puede ser la opción adecuada para ti.

La respuesta corta es sí. La almohada incorrecta puede causar una desalineación que resulta en dolor de cuello, dolores de cabeza, dolor y molestias en los hombros, insomnio e incluso entumecimiento de los brazos . Debido a que así es, muchos incluso se han preguntado si es mejor para el cuello dormir sin almohada. Personalmente no lo recomendamos.

Terapia de frío y calor . El uso de bolsas de hielo o almohadillas térmicas puede ayudar a aliviar rápidamente el dolor de cuello. El hielo reduce la inflamación, mientras que el calor relaja los músculos rígidos del cuello. Para obtener mejores resultados, puede alternar los dos durante unos 20 minutos cada uno varias veces al día.

¿Por qué le duele el cuello después de despertarse? Puede haber muchas razones por las que le duele el cuello después de dormir. Sin embargo, si no tiene antecedentes de lesiones en el cuello o la espalda y no ha realizado ninguna actividad extenuante, lo más probable es que haya dormido en una posición que provocó que los músculos del cuello se tensaran y causaran dolor.

Utilice hielo o calor para el dolor de hombros y cuello. Cuando utilice este método, comience con hielo durante las primeras 48 a 72 horas para prevenir la inflamación y adormecer el área. Utilice hielo únicamente en intervalos de 15 minutos para evitar lesiones en la piel. Transfiera al calor si lo desea, usando una almohadilla térmica, una compresa caliente o incluso un baño caliente.

Alternar calor y frío.

Reduce la inflamación aplicando frío, como una compresa de hielo o hielo envuelto en una toalla, durante hasta 15 minutos varias veces al día durante las primeras 48 horas. Después de eso, aplica calor. Prueba tomar una ducha tibia o usar una compresa caliente a temperatura baja.

En el caso concreto de las cervicales, los ejercicios de peso que más peligro pueden acarrear son los de barra, pues cuando el peso sobrepasa tus posibilidades al elevarlo por encima de los hombros, la zona de tu cuerpo donde se focaliza el esfuerzo extra es la zona cervical.

¿Existe alguna forma de “curar” la rigidez del cuello en 60 segundos? Odiamos ser portadores de malas noticias, pero lamentablemente no existe una “cura” para la rigidez del cuello en tan solo 60 segundos . El alivio del dolor a largo plazo debido a la rigidez del cuello requiere tratamiento profesional por parte de un fisioterapeuta u otro especialista médico.

Si te pasas toda la noche bocabajo (postura que se desaconseja), entonces lo mejor es escoger una de fibras que sea suave y blanda. Si duermes de lado, tu mejor opción es el látex, ya que favorece una buena sujeción del cuello. Y si descansas casi siempre boca arriba, entonces tu almohada perfecta es de viscoelástica.

La cabeza y el cuello deben estar alineados con la columna vertebral de la misma manera que si estuviéramos de pie. Si nos tumbamos boca arriba, la cabeza debe quedar completamente apoyada sobre la almohada cervical, pero los hombros han de estar en el colchón.

Al igual que ocurre con los colchones, aquí no existe una regla universal. La elección depende de las necesidades específicas de cada persona. Generalmente se recomienda una almohada más gruesa para quienes tienden a dormir de lado . Esto se debe a que llena el espacio hueco entre el cuello, los hombros y el colchón.

Con la almohada pasa un poco lo mismo: si dormimos boca arriba, aunque una almohada dura nos resulte cómoda, nuestras cervicales pueden resentirse de la presión e incluso hacernos padecer tortícolis, y si dormimos de lado, una almohada demasiado blanda puede producir una alineación incorrecta de la columna.

Por lo general las almohadas deben tener una altura media, ni muy alta para que te deje el cuello curvado, ni muy baja para que no sientas que estás apoyando la cabeza sobre el colchón. La almohada debe dejar las vértebras alineadas correctamente y de forma natural al resto del cuerpo, sin forzar.

Una buena almohada es aquella que nos sostiene la cabeza y el cuello y nos permite permanecer en una posición neutra mientras dormimos. Mientras que las que están hechas de látex o plumón suelen durar más, las de materiales como la espuma viscoelástica necesitan reemplazarse con más frecuencia.

La anchura de la almohada debería superar siempre la de tus hombros. En cambio, su altura o grosor varía según la postura del durmiente. Una almohada baja (10 cm) es adecuada para quienes duermen boca abajo, y también para los niños pequeños, aunque en uno y otro caso quizá lo mejor sea dormir sin almohada.

Por ejemplo, las almohadas de plumas suelen provocar la mayoría de los casos de dolor de cuello . Esto se debe a que no proporcionan mucha estabilidad al cuello. Claro, son muy cómodos al principio, pero a medida que avanza la noche las plumas cambian y puedes terminar con un soporte inadecuado.

Colocar una almohada baja en el cuello y otra entre las piernas es aconsejable si sufres dolores cervicales.