¿Cuáles son los cuatro tipos de humildad?

Tipos de humildad que debes conocer

Ser humilde, es reconocer nuestras limitaciones con el objetivo de aprender. Acercarse a la humildad, significa conectar con uno mismo, atender nuestro malestar y ser capaces de mostrarlo a los demás, aceptar lo genuino y propio de cada uno.

La humildad es una virtud humana que implica conocer y aceptar las propias debilidades y cualidades, y obrar en consecuencia. Por ejemplo: admitir una equivocación, compartir los conocimientos aprendidos, ser agradecido.

La humildad es una virtud humana atribuida a quien ha desarrollado conciencia de sus pro- pias limitaciones y debilidades, y obra en consecuencia. La humildad es un valor opuesto a la soberbia. La humildad está relacionada con la aceptación de nuestros defectos, debilida- des y limitaciones.

Cómo ser más humildes

La humildad es el reconocimiento de que nuestras aptitudes y talentos son dones de Dios; no es señal de debilidad, de timidez ni de temor, sino una indicación de que sabemos de dónde proviene nuestra verdadera fortaleza. Puedes ser humilde y, a la vez, ser audaz y valiente.

La humildad es la habilidad de vernos a nosotros mismos tal cual somos, tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades, nuestros altos y bajos, nuestras aportaciones y necesidades, sin justificarnos. En otras palabras, la verdadera humildad es la máxima expresión de la autoconciencia.

La humildad se puede cultivar y desarrollar, casi como una habilidad, si estás dispuesto a esforzarte.

Referido a una persona, que no actúa con pretensión, dobles intenciones ni vanidad, sino de modo sincero, espontáneo o natural. Que no usa su astucia y por lo tanto puede ser engañado fácilmente. Sinónimos: incauto, ingenuo.

Existen muchas virtudes: compromiso, fe, gratitud, perdón, honestidad, integridad, justicia... Pero hay dos que son las más importantes, son las que posibilitan que las demás existan: Humildad y Coraje.

Radio América - Cuando una persona se supera y no pierde la humildad, vale el doble.

Según Descartes: «La humildad virtuosa consiste únicamente en que, al reflexionar sobre la imperfección de nuestra naturaleza y sobre las faltas que podamos haber cometido en otro tiempo o que somos capaces de cometer, no menores que las que puedan cometer otros, no nos creemos superiores a nadie».

La falta de humildad es característica de las personas que no piensan más que en sí mismas y se creen superiores o mejores a los demás. Esto no les permite apreciar las virtudes ajenas y, en ocasiones, la envidia les corroe.

¿Cómo ser más humilde?

cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:1, 4). “…porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande” (Lucas 9:48).

Se aplica a la persona que tiene la capacidad de restarle importancia a los propios logros y virtudes, y de reconocer sus defectos y errores.

¿Cómo cultivar y ser ejemplo de humildad como padre o madre?

Una de las barreras que más nos separan de la humildad es la creencia de que siempre tenemos la razón. Es algo ciego que nos hace, como mucho, dar la razón al otro para evitar discusiones.

Reconocer y recompensar las aportaciones de los demás, tratar a las personas por igual y respetar a otros de la misma forma que nos gusta que nos respeten a nosotros mismos. Reconocer los errores. Admitir cuando te equivocas y disculparte por ello, es una de las respuestas más humildes que le puedes enseñar a tu hijo.

Frutos de la sencillez. Todos, afirman que los frutos de la sencillez, son la seguridad, la alegría y la paz.

La sencillez como carencia de ostentación y ornamentos

Por tanto, podemos decir que una persona sencilla respeta a los demás por encima de todo, no se siente superior en ningún aspecto respecto al resto, no menosprecia a los demás, no tiene afán por destacar ni por presumir y no necesita sentirse admirada.

Tener sencillez de corazón implica comunión, gozo y un corazón humilde. Tenemos sencillez de corazón cuando aprendemos a compartir con otros, a escucharlos pacientemente y a trabajar en equipo para lograr un fin sin imponer nuestras ideas.

La humildad nos restringe; el ego nos enloquece. Es la diferencia entre algo potente y algo venenoso».

Mientras que las personas soberbias buscan ser halagadas, reconocidas, les gusta alardear, ostentar y exagerar en estas actitudes; las almas humildes tienen claras sus capacidades y también sus limitaciones. No las desvelan lo que otros piensen, como tampoco sienten que están por encima de los demás.

La psicología y la antropología han llegado a la conclusión que la necesidad fundamental del hombre es el amor, pero este descubrimiento no es algo nuevo, la sabiduría divina la presentó siglos atrás como la virtud más importante en la vida del hombre.

La virtud femenina era una construcción cultural que apelaba a la conjunción de cualidades como abnegación, bondad, caridad, laboriosidad, discreción, sencillez, dulzura, pudor, recato y pureza, que alcanzaban su máxima expresión en el hogar.