¿Cuándo se considera que un vino es reserva?

Los vinos reserva son aquellos cuya elaboración demanda, como mínimo, un periodo de 3 años. En este tiempo, permanece al menos 12 meses en barricas de roble.

En cuanto a la categoría reserva, en el caso de los vinos tintos reserva el período de envejecimiento debe ser de al menos 36 meses, con un mínimo de 12 en barrica, y el resto en botella, bajo las mismas condiciones que los vinos crianza.

Conclusión. La diferencia de calidad entre un vino de crianza o de reserva reside en el tiempo de envejecimiento. En el caso de los tintos blancos y rosados de cada denominación, el tiempo es menor a los tintos. Está claro: los vinos Reserva son de mayor calidad que los de Crianza.

Los vinos reserva son aquellos cuya crianza, en el caso de los vinos tintos, requiere, como mínimo, un periodo de 3 años. Al menos 12 meses el vino permanece en barricas de roble. Para blancos y rosados la cifra sería de 24 meses totales de guarda, con un mínimo de 6 que deben transcurrir en barrica.

Los Reserva elevan su envejecimiento hasta los 36 meses, de los cuales 12 meses deben acontecer en las barricas, y los Gran Reserva 60 meses de añejamiento total con al menos 18 meses en barrica y el resto en botella.

La principal diferencia entre ambas regiones es el clima. Los vinos de la Ribera del Duero suelen ser más potentes y tánicos que los de La Rioja. Esto se debe en parte al clima más extremo de la Ribera del Duero, que se caracteriza por veranos calurosos y secos e inviernos fríos.

Un buen vino debe tener una textura suave y aterciopelada, con un equilibrio adecuado entre los taninos, la acidez y el alcohol. Luego, debes evaluar el sabor del vino. Un buen vino debe tener un sabor intenso y complejo, con matices de frutas, especias u otros sabores distintivos.

El vino que tiende a ser de color púrpura con reflejos violáceos, indica que es un vino joven. El tono caoba o madera indica mayor presencia de taninos. Los taninos son moléculas presentes en la piel que protege la uva, el hollejo.

Una pregunta típica es en qué se diferencia un vino joven, un crianza y un reserva. A priori, se podría decir que la diferencia es que un vino joven no permanece en barrica mientras que el reserva tiene más asiento en roble que el crianza.

También los colores del vino nos pueden indicar la edad del vino. En los vinos tintos el color tiende a clarearse con el tiempo. Mostrarán unos colores rojos violáceos cuando son jóvenes, pasando por los colores púrpuras, cereza, caoba y terminando en colores teja a medida que los vinos son más viejos.

Sin entrar en profundidad, ya que es un tema complejo, podemos decir que un vino blanco o rosado joven, un vino tinto joven o de cosecha se conservan en buenas condiciones entre 1 y 3 años después de su vendimia, reflejada en la etiqueta de la botella.

¿Cuál es la diferencia entre un vino roble y un vino de crianza? Como siempre, el tiempo. Los vinos que llamamos roble han pasado por barrica un tiempo inferior a seis meses, mientras que, si han estado más tiempo, los consideraremos vinos de crianza. En total, estos vino acumulan un envejecimiento mínimo de 24 meses.

El tinto roble es un vino joven, de añada. Es decir, es un vino tinto que se ha conservado expresamente en una barrica de madera de roble por un tiempo limitado. Normalmente, suele ser de 6 a 9 meses, aunque esta decisión dependerá de la receta de cada bodega.

La variedad Tempranillo debe su nombre a que es la uva más “temprana”, es decir, la que tarda menos en madurar de todas las existentes. El ciclo de la viña comienza cuando terminan las heladas primaverales y finaliza con la vendimia, poco antes de que empiecen las heladas otoñales.

RESERVA de Rioja.

Corresponde a vinos muy seleccionados con una crianza mínima entre barrica de roble y botella de tres años, de los cuales uno al menos en barrica seguida y complementada con un envejecimiento mínimo en botella de seis meses.

Los taninos son compuestos químicos naturales presentes en el vino que le aportan su sabor astringente y amargo. Provienen de la familia de los polifenoles, compuesto vegetal antioxidante que puedes encontrar en la piel de muchas frutas y que además ayuda a protegerlas de los rayos UV.

De media, el vino de Ribera del Duero es más caro que el de Rioja. Rioja cuenta con una mayor extensión de viñedo y con un clima más apaciguado.

A consecuencia de lo que te comentábamos de la potencia del Ribera del Duero, en su composición también cuenta con más azúcar que se transforma en graduación alcohólica. Por eso, este vino suele tener más alcohol y lo percibimos al ingerirlo. Los Rioja, en cambio, son mucho más suaves.

Los vinos Ribera son más potentes que los Rioja. ¿Por qué? “Al crecer en un clima más extremo la uva de la Ribera del Duero posee más taninos, lo que acaba desembocando en vinos más potentes, con una mayor estructura en boca”.

A efectos prácticos, podríamos definir un vino seco como aquel que contiene una cantidad nula o muy reducida de azúcar residual (por lo general, ente 1 y 3 gramos de azúcar por litro).

Cuanta más sensación notes en tu lengua, más dulce será el vino que estés probando. Ahora que está claro, compara los sabores, por ejemplo, de un vino semidulce (como El Coto Semidulce) y un vino seco (como El Coto Blanco).

El vino sabe mejor con la edad debido a una compleja reacción química que ocurre entre azúcares, ácidos y sustancias conocidas como compuestos fenólicos. Con el tiempo, esta reacción química puede afectar el sabor del vino de una manera que le da un sabor agradable.

El vino gran reserva cuenta con una maduración mínima de 60 meses, 18 de los cuales con envejecimiento en barrica. Para los blancos y rosados se consideran de gran reserva cuando tienen un envejecimiento mínimo de 48 meses y por lo menos los 6 primeros los han pasado en barrica.

La añada del vino hace referencia al año en el que las uvas son recolectadas. De modo que, al conocer este dato, podemos obtener información acerca de las condiciones climatológicas en las que maduraron dichas uvas.

Cuando hablamos de un vino joven, nos referimos a vinos que han sido embotellados justo después de que se haya producido la fermentación alcohólica durante su proceso de elaboración. Esto significa que no pasan por la madera de las barricas o que, de hacerlo, pasan de entre 3 y 6 meses.

Botella de vino tinto: Si el vino es joven, su conservación puede ser de dos años desde su embotellado. Si se trata de un vino con crianza esta conservación se alarga entre dos y cinco años y si estamos ante un reserva este periodo se amplía entre seis y diez años.

Los vinos jóvenes son popularmente conocidos como 'vinos del año' y, por eso, se comercializan durante el mismo año de la cosecha o el año siguiente.