¿Cuánto cuesta cambiar las pastillas de freno delanteras y traseras?

No obstante, para que te hagas una idea, el precio de las pastillas de freno es de unos 50 a 60 euros para las de las ruedas de delante y de 30 a 45 euros para las de atrás. A lo que hay que sumar la mano de obra. En total, la inversión media en España suele ser de unos 200 euros con la mano de obra incluida.

Cambiar las pastillas de freno traseras te costará algo menos, entre 90 y 110 euros en los sitios más caros y en la horquilla de 60 a 90 euros en los más baratos. Si te decides a cambiar las 4 pastillas de freno de golpe, podrías gastar en torno a 190 o 200 euros, según la media de las tarifas nacionales.

Cambiar las pastillas de freno traseras o delanteras no es caro ya que se trata de una intervención que no suele superar los 30 minutos, aunque el precio varía en dependencia del modelo de vehículo y del tipo de pastilla.

Se recomienda controlar el desgaste de estos elementos cada 20.000 km. Sin embargo, debes tener en cuenta que las pastillas delanteras se desgastan con mayor facilidad que las traseras.

Unas pastillas desgastadas provocan, obviamente, una mayor distancia de frenado. Reduciendo así nuestra seguridad y eficacia de frenado. Por eso es importante tener un buen mantenimiento de este componente.

Los discos de freno suelen costar entre 20 y 80 euros el par. El precio de unas pastillas de freno nuevas oscila entre 30 y 90 euros por eje.

¿Cuantas pastillas de freno necesita un coche? En lo que respecta al número de pastillas de freno que necesita un coche, son dos pastillas por cada disco. Es decir, cuatro en total divididas en dos pares, uno en el eje trasero y otro en el delantero.

Las pastillas de freno de baja calidad pueden ser muy ruidosas, se desgastan más rápido y también causan desgaste en otras piezas del sistema de frenos, como los rotores de freno, lo que implica mayores gastos a largo plazo.

Como norma general, los discos suelen renovarse cada dos cambios de pastillas (es decir, aproximadamente cada 120.000 km). Pero ten presente que para garantizar tanto la frenada como la seguridad de los ocupantes, lo mejor es que con cada cambio de pastillas hagas que se te revise el estado de los discos.

A partir de ahí, el conductor ya podrá hacer un cálculo aproximado, según su conducción, de cuándo deberá cambiar las pastillas de freno aproximadamente. Otro dato importante a tener en cuenta es que las pastillas delanteras se gastan antes y con más frecuencias que las de los frenos de las ruedas traseras.

Las pastillas delanteras deben cambiarse cada 60.000 km y las traseras cada 120.000 km.. Por lo general, lo correcto es cambiar los discos por cada dos cambios de pastillas. En el caso de los delanteros, esto es cada 120.000 km. Su chequeo constante y a fondo hará posible que no nos gastan una mala pasada en carretera.

El testigo de desgaste de las pastillas de freno es una especie de interruptor conectado a las pastillas y, mediante un cable, al tablero de instrumentos. Este interruptor, que entra en contacto con los discos, enciende un testigo luminoso en el tablero de instrumentos cuando las pastillas están demasiado desgastadas.

Así que veamos cuáles son los 6 síntomas de los frenos y las pastillas desgastadas:

Se encuentran en los sistemas de frenos de disco, las pastillas de freno son una pieza plana de acero con una capa de material de fricción gruesa en un lado. Este tipo de material de fricción varía según el tipo y tamaño del vehículo y el tipo de pinza.

En cuanto echas a andar y tocas el freno, vuelve a quedarse limpio. Es normal que los cantos se oxiden con la humedad y permanezcan así, dado que esa parte no roza con ninguna otra. Pero ese óxido no es malo, la contrario, la capa de óxido que se forma es protectora del metal que hay debajo.

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En muchos vehículos, la pastilla de freno se puede ver a través de los orificios en las ruedas. Para comprobar la vida útil de la pastilla de freno, debe determinar su espesor. Podría necesitar una linterna para poder observar bien la pastilla de freno.

Generalmente, cuando el material que forma parte del sistema de la frenada es nuevo no debe haber ningún tipo de ruido, salvo excepciones. Sin embargo, con el paso del tiempo y el desgaste de los componentes, empezará a aparecer un chirrido en los frenos y un ruido al frenar el coche.

Un disco en perfecto estado está pulido y esto abarca todo la superficie por la que se mueve la pastilla. Si el disco de freno presenta algunas líneas en su circunferencia verás que este ha empezado a dañarse. Eso quiere decir que la pastilla no está tocando estas partes y por tanto el coche no frena bien.

"Una combinación de factores físicos, condiciones climáticas y hábitos de manejo realmente marca la diferencia, pero se recomienda que reemplace sus neumáticos después de conducir 10,000-50,000 km".

Los discos de freno delanteros suelen cambiarse más rápido porque están más propensos a desgastes, cada 120.000 km es la cifra estándar. Los discos de freno traseros se cambian cada 240.000 km aproximadamente.

Cómo conducir para que las ruedas duren más

También influye el tipo de conducción realizada, si esta es muy agresiva o se realiza por pistas de velocidad puede ser aún menor. Lo normal es que este tipo de neumáticos duren entre 25.000 y 35.000 kilómetros en el eje delantero y 50.000 kilómetros en el trasero.

6 CONSEJOS PARA EVITAR EL DESGASTE DE LOS FRENOS

Si el estado de las pastillas está deteriorado afectará a la capacidad de detención del vehículo, aumentará la distancia de frenado y ocasionará derrapes indeseados.

Así, todas las marcas fabricantes indican que la forma correcta de usar el freno en condiciones normales es pisando el pedal de forma suave y progresiva, lo que evitará que se produzcan frenazos bruscos peligrosos para el sistema en su conjunto y para la seguridad de la marcha.

En general, las zapatas de freno deben reemplazarse después de aproximadamente 80 000 Km., pero hay casos en los que debas cambiarlos luego de los 40 000 Km.; todo depende de los factores enumerados anteriormente.

A medida que disminuye su espesor también se reduce la capacidad de disipación del calor y la resistencia mecánica del disco. Esto provoca la aparición de problemas críticos de funcionamiento y seguridad como: Formación de grietas térmicas en la banda de frenado. Deformación del disco que genera vibraciones y ruidos.