¿Cuánto es la multa por pescar percebes?

– Multa de 600 a 3.000 euros o apercibimiento, según el artículo 88 de la citada Ley.

Su pesca se realiza entre los meses de octubre y abril, cuando los percebeiros, durante las bajamares, saltan con su cavadoira a las rocas a tratar de conseguir el mejor percebe.

Son más comunes en las aguas frías y ricas en nutrientes del Atlántico, especialmente en las costas de Galicia, donde las condiciones son ideales para su desarrollo. Los percebes se adhieren firmemente a las rocas y se alimentan de plancton y partículas en suspensión que son arrastradas por las corrientes marinas.

Formato de Venta: Kg. 45,00 €/Kg.

Percebes: 200g por persona. Vieiras: 1-2 unidades por persona. Almejas, navajas, berberechos, escupiñas, bígaros, etc.: 250g por persona. Mejillones : entre 300 y 500g por persona.

Donde el mar cruje las rocas

Los mejores percebes del mundo se concentran en las rocas de la costa gallega. Allí donde el agua fría rompe con toda su fuerza sobre los cortados de las rías.

En las batidas costas gallegas de zonas tales como Aguiño, Costa da Morte, Cedeira o Lira, crecen probablemente los mejores percebes del mundo.

Los percebeiros se juegan la vida literalmente para recoger percebes de las rocas y los acantilados gallegos, en una actividad peligrosa a la par que lucrativa.

La oreja de mar, que los ingleses llaman abalone, los franceses ormeau, los maoríes paua y los japoneses takabushi- es un manjar que vuelve locos a los gourmets de todo el mundo, sobre todo a los asiáticos, llegando a considerarlo en Japón y Corea un ser mítico, un afrodisíaco masculino infalible.

Los percebes gallegos son más grandes, más gruesos y de menor longitud. Además, en su parte inferior, suelen tener adheridos restos de roca dura, típica de los acantilados. Por su parte, el percebe de fuera, por ejemplo el de Marruecos, es de una tonalidad más clara y también más largo y estrecho.

Mucha gente nos pregunta si se pueden congelar, y la respuesta es sí, habitualmente ya cocidos. El percebe es uno de los mariscos que más tiempo puede aguantar vivo en el frigorífico, hasta 4-5 días.

Cómo saber si los percebes están malos

La primera señal es, por supuesto, el olor. Si los percebes no huelen bien, con su característico aroma a mar, es que están malos. En cualquier caso, precisamente por ese olor a mar que tienen, no siempre es sencillo identificarlos de esa manera, a no ser que directamente apesten.

Los percebes gallegos frescos y bien almacenados en la nevera pueden mantenerse en buen estado de 4 a 5 días. No congelar el marisco fresco. El producto que llega vivo a tu casa está empaquetado en origen para mantenerlo fresco, húmedo y saludable hasta que llegue el momento de cocinarlo.

Al llevarse a cabo la recogida, el pescador no recoge los percebes de 1,5 cm., ya que en tres o cuatro meses suelen crecer hasta los 3 cm., momento en el que puede volver el pescador a esta zona.

El Percebe Gallego es el marisco rey por excelencia, sin duda, es el que más sabor a mar tiene. Vive pegado a las rocas en zonas de fuete oleaje y aguas muy limpias y se alimenta por infiltración. El percebe de Galicia es negro-rojizo y los gorditos son los de mayor demanda.

Lo cierto es que el peso aproximado más real para un percebe se ubica entre los 20 y los 30 gramos.

En cuanto a la forma de comerlos, esta se realiza tirando de ellos a partir de la uña y siempre poniéndolo en dirección al plato para que no te salpique ninguno de sus líquidos. Aparte, y en contra de lo que puedas pensar, el percebe no se come frío, sino caliente.

Los percebes son animales marinos exclusivamente. Se adhieren a rocas, conchas y otros objetos. Algunos percebes son comensales con ciertas ballenas, tortugas, peces, esponjas, hidrozoarios y corales, entre otros animales.

Si hay algo que tenemos claro es que el mejor percebe que conocemos es el Percebe do Roncudo. En los últimos años, un plan racional de la extracción de este preciado manjar ha devuelto la riqueza de antaño.

O Grove. O Grove está considerada la capital mundial del marisco. Esta villa marinera se halla justo en la entrada de la ría de Arousa, en pleno corazón de las Rías Baixas.

El percebe (Pollicipes pollicipes) son crustáceos que crecen adheridos a las rocas batidas por el oleaje. Tiene una forma muy particular: la parte inferior que se fija a la roca se llama pedúnculo, es un cilindro carnoso cubierto por una fuert piel muy resistente de color negro, y es la parte comestible.

Las mariscadoras a pie recogen principalmente berberechos, almejas, navajas y longueirons. Para ello escarban la arena que queda al descubierto durante la bajamar con herramientas que proceden de la agricultura. Llevan azadas (sachos o legóns) y rastrillos de diferentes formas. No sólo capturan mariscos.

Dos datos vienen a corroborar sus afirmaciones: en el marisqueo a pie, en Galicia hay 217 percebeiras por 171 percebeiros, y de los 55 miembros que integran la Agrupación de Percebeiros de A Guarda, 50 son mujeres.

En España, uno de los mariscos más caros y valorados es la gamba roja (Aristeus antennatus), también conocida como “gamba de Denia” o “gamba de Palamós”. Esta especie de gamba tiene un sabor exquisito y una textura delicada, lo que la convierte en uno de los mariscos más apreciados de nuestra gastronomía.

Caviar Almas

Hasta el momento, es el alimento más caro del mundo. Se vende empacado en una caja de oro de 24 quilates, exclusivamente por el importador londinense House & Prunier. Proviene del esturión beluga albino del Mar Caspio, en Irán.

Los primeros siete países de mayor consumo son: Portugal, España, Dinamarca, Francia, Luxemburgo e Italia. Debido a los innumerables beneficios y propiedades nutricionales que aporta una dieta basada en el pescado, el consumo de marisco se considera un buen hábito alimentario en la UE.

Preferiblemente se cuece en agua marina y escasos minutos, como dicen en Galicia: “Auga ferver percebes botar, auga ferver percebes quitar”. Su parte comestible es la que forma el pedúnculo, que para comerlo se separa a la altura de la uña y se desprende su piel para disfrutar de un exquisito bocado de mar.