¿Dónde es mejor guardar el vino?

Lo mejor es guardarla en un espacio en el que no vaya a tener cambios bruscos de temperatura. Es decir, no la guardes en una fresquera, nevera o en la terraza si al día siguiente lo vas a consumir a 18º. Puedes taparlo con su propio corcho apretando bien, con un tapón hermético o con una bomba de vacío.

Ambiente oscuro y sin ruido: lo ideal es guardarlo en trasteros subterráneos, patios interiores e, incluso, armarios donde el ambiente esté protegido del exterior. La temperatura deberá permanecer constante y el ambiente estar libre de ruidos, olores, movimientos y vibraciones.

Castigar a los vinos a permanecer de pie de por vida.

Lo ideal es que, ante la duda, los pongas acostados. De esta manera el vino mojará el corcho y permitirá que se expanda, sellando completamente la botella y evitando que entre oxígeno de más y acabe por arruinar el vino.

Lo ideal es que el vino esté en una temperatura constante entre los 12º y 16º. También debemos prestar especial atención a evitar oscilaciones térmicas, es decir, que no varíe mucho la temperatura de la botella, por lo que lo adecuado sería que evitemos almacenarlo en lugares en los que la temperatura sea cambiante.

Si no quieres que tus vinos se echen a perder, debes tener en cuenta que el vino debe estar a una temperatura constante entre los 12 ºC y los 16 ºC. Debes evitar almacenar las botellas en lugares en los que haya subidas o bajadas drásticas de temperatura.

En posición horizontal: esto es muy importante, ya que manteniendo el vino en contacto con el corcho, este se mantendrá húmedo y así evitarás que se seque, pierda volumen y entre oxígeno que afectaría al sabor del vino.

El lugar de conservación debe ser un espacio fresco, como una nevera o vinoteca, ya que el frío reduce la aceleración de oxidación, aunque no llega a evitarla. Por otro lado, no debes exponer el vino al sol y debes mantenerlo alejado de la luz, ya que los rayos solares pueden acelerar las reacciones químicas.

Estos son las 6 claves que debes seguir para aprovechar un vino que ya has abierto.

Botella de vino tinto: Si el vino es joven, su conservación puede ser de dos años desde su embotellado. Si se trata de un vino con crianza esta conservación se alarga entre dos y cinco años y si estamos ante un reserva este periodo se amplía entre seis y diez años.

Las botellas de vino deben ser guardadas en posición horizontal. De esta forma, el líquido estará en contacto permanente con el corcho y este no se secará. También puedes colocarlas inclinadas ligeramente hacia arriba o hacia abajo.

A su vez, es mejor si dejas la botella en un lugar fresco y oscuro que en uno iluminado y caluroso. Lo mejor es siempre dejar la botella en el refrigerador. El frío ayuda a que cualquier reacción química (como la oxidación) demore más tiempo en suceder.

Botella de vino tinto: Si el vino es joven, su conservación puede ser de dos años desde su embotellado. Si se trata de un vino con crianza esta conservación se alarga entre dos y cinco años y si estamos ante un reserva este periodo se amplía entre seis y diez años.

La mejor manera de guardar el vino en general es en posición horizontal, con una pequeña inclinación del cuello de la botella hacia arriba (con un ángulo de 5º aproximadamente).

Cuando la bebida se echa a perder, las notas florales, afrutadas, amaderadas, entre otras, dan paso a olores que pueden parecerse a vinagre, acetona, moho e incluso cartón mojado. ¡Así que no hay error! Si ha olido alguno de estos aromas inusuales en su vino, es una señal de que se ha echado a perder.

En general, los vinos tintos se mantienen en buen estado si permanecen abiertos entre 3 y 5 días, y si bien algunos más ligeros se pueden conservar en la nevera, es mejor guardarlos cerrados con un tapón o su mismo corcho en un lugar fresco y oscuro.

Por tal motivo, la mejor forma de guardarlo es verterlo "en un frasco en conserva o cualquier pote hermético", donde se reduzca la cantidad de oxígeno que quedaría si se mantiene al interior de la botella. Mientras menos, mejor.

Lo más importante es guardar la botella de vino en un lugar fresco, porque a temperatura más alta mayor será su oxidación. Nuestra recomendación es siempre guardar la botella en nevera una vez abierta, ya que el frío ayuda a conservar el vino y a ralentizar su degradación.

Los vinos, también están compuestos por estos taninos, que al ser expuestos a altas temperaturas, provocan que el vino adquiera un sabor ácido y desagradable. Es fácil notarlo, porque en vez de provocar una sensación flexible y suave en la boca, el sabor se siente áspero y ácido.

Lo mejor es guardarla en un espacio en el que no vaya a tener cambios bruscos de temperatura. Es decir, no la guardes en una fresquera, nevera o en la terraza si al día siguiente lo vas a consumir a 18º. Puedes taparlo con su propio corcho apretando bien, con un tapón hermético o con una bomba de vacío.

Además, si dejamos la botella recibiendo la luz directa del sol, no solo aumentaremos su temperatura, sino que además podremos acelerar reacciones químicas que podrían echar a perder el vino.

Lo ideal es cerrar la botella herméticamente sin aire dentro y conservarla a una temperatura de entre 12 y 16 grados y, a diferencia de las botellas sin abrir, conviene conservarlo verticalmente ya que ya hay algo de oxígeno en la botella y hay menos superficie en contacto con el vino de esta manera.

1. Romanée Conti 1945 - US$558.000 dólares. En una subasta en Sotheby's en Nueva York, en 2018, se vendieron en unos minutos dos botellas de vino por aproximadamente un millón de dólares. Ambas de la reconocida marca Domaine de la Romanée Conti.

El periodo de envejecimiento de los vinos reserva ha de ser de 3 años, como mínimo. De ellos, al menos 12 meses deben ser en barrica y el resto en botella, bajo las mismas condiciones ya descritas para los vinos crianza.

¿Cuál es la principal diferencia entre un vino crianza y reserva? La principal diferencia radica en el tiempo de envejecimiento, con los vinos crianza envejeciendo durante 24 meses y los vinos reserva durante 36 meses.

Botella de vino tinto: Si el vino es joven, su conservación puede ser de dos años desde su embotellado. Si se trata de un vino con crianza esta conservación se alarga entre dos y cinco años y si estamos ante un reserva este periodo se amplía entre seis y diez años.

Los tintos jóvenes, blancos secos, espumosos o con aguja deben abrirse en el momento de la degustación. El resto de vinos se recomienda abrirlos con una hora de antelación para que vayan aireándose. Incluso 3 o 4 horas antes en el caso de los vinos especialmente potentes y con cuerpo.