¿Dónde habla la Biblia de dar testimonio?

Un testimonio es el espíritu de profecía (véase Apocalipsis 19:10). Es una revelación personal de Dios, que nos revela la veracidad del Evangelio de Jesucristo.

El Señor dijo que Él nos fortalece en nuestras pruebas, “para que me seáis testigos en lo futuro, y para que sepáis de seguro que yo, el Señor Dios, visito a mi pueblo en sus aflicciones” (Mosíah 24:14).

Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José? Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.

El testimonio es una categoría existencial que logra incorporar la fe y la razón, que logra establecer una auténtico diálogo con aquellos que no piensan ni creen como lo hacemos nosotros, él no solo nos conecta con aquellos a quienes dirigimos nuestro testimonio, sino que con nosotros mismos y, sobre todo con Dios.

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

“Dar testimonio” es un término utilizado por los psicólogos, quienes señalan que escuchar y observar a otros relatar sus experiencias traumáticas puede ser clave para la recuperación y la curación .

8 Y son tres los que dan testimonio en la tierra, el espíritu, el agua y la sangre : y estos tres convienen en uno. 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios: porque éste es el testimonio de Dios, que ha dado testimonio de su Hijo.

: para mostrar que algo existe o es cierto .

La forma en que actuamos, hablamos, miramos e incluso pensamos debe reflejar a Él y sus caminos. Somos testigos de Jesucristo cuando hablamos con otros acerca de nuestros sentimientos hacia Él . Somos testigos de Jesucristo cuando vivimos con una actitud feliz que muestra nuestra fe en Él.

Él sacrificó Su vida por nosotros para que pudiéramos ser salvos; Él ha roto las ligaduras de la muerte y ha desafiado al sepulcro y nos invita a seguirlo. Él se levantó de la muerte nuevamente a la vida, y ha declarado ser el camino a la salvación, la luz y la vida del mundo, y creo en Él con todo mi corazón.

Lo que sí significa, aparentemente, es que el mismo Dios que dio la ley a los israelitas también inculcó en el corazón de todas las personas un sentido de lo que está bien y lo que está mal . Es la conciencia humana la que nos condena cuando hacemos el mal y nos defiende cuando hacemos el bien. La conciencia, sin embargo, no es un estándar perfecto.

7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el ^aPadre, el ^bVerbo y el Espíritu Santo; y estos tres son ^cuno. 8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el ^aEspíritu, ^bel agua y la ^csangre; y estos tres concuerdan en uno.

El Espíritu Santo testifica de la verdad, y es mediante Su poder que podemos “conocer la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5). El Espíritu Santo nos enseña todas las cosas y nos recuerda todo lo que hemos aprendido del Señor y de Su evangelio (véase Juan 14:26).

Efesios 4:30-32 NTV

No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los identificó como suyos, y así les ha garantizado que serán salvos el día de la redención. Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta.

Desde una perspectiva psicológica, la literatura sobre el tratamiento de supervivientes de trauma, abuso sexual e incesto confirma ampliamente que la validación en el curso del testimonio y el testimonio es vital y necesaria para recordar recuerdos traumáticos y en el proceso de curación .

Pero el Espíritu da especialmente testimonio de la filiación de los cristianos al cotestificar con el propio espíritu de los creyentes que son hijos de Dios (Rom. 8:16). Los propios cristianos dan testimonio de su filiación cuando claman: “Abba, Padre”, y el Espíritu añade su propio y mejor testimonio al testificar junto con su clamor.

“Para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí, y yo en ti, para que también ellos sean uno en nosotros” ( Juan 17:20-21 ). Es esa unidad perfecta entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo la que une a estos tres en la unidad de la Divinidad divina.

Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

El Espíritu Santo es el tercer miembro de la Trinidad. Es un personaje de espíritu, sin un cuerpo de carne y huesos. A menudo se le llama el Espíritu, el Santo Espíritu, el Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor o el Consolador.

En la gran mayoría de los encuentros Jesús no “predicó” a la persona; Él entabló una conversación . No se limitó a presentar la verdad a los demás, sino que hizo preguntas y respondió las de ellos. Pensemos en la mujer junto al pozo, en el joven gobernante rico y en tantos otros.

servir como evidencia de que algo es verdadero o real: no todos la sobriedad puede dar testimonio de la efectividad de la rehabilitación, pero en su caso ciertamente sí.

Debemos seguir a Jesucristo en todo el sentido de la palabra; debemos dedicarnos a Su obra como Él lo hizo con los asuntos de Su Padre; debemos esforzarnos por ser como Él es y ser constantes en eso, una y otra vez.

Cómo Preparar un Testimonio Personal

Dios nos habla a cada uno de manera que podamos entender (véase Doctrina y Convenios 1:24). Las personas a veces experimentan sueños y visiones, pero más a menudo, Dios nos habla por medio de sentimientos apacibles del Espíritu Santo, como calidez, paz o gozo.

La conciencia es una facultad humana interna corrompida por el pecado y la Caída. Y el Espíritu Santo es el agente divino que Dios usa para comenzar Su obra redentora en un creyente.

La conciencia nos ayuda a escuchar la voz de Dios; nos ayuda a reconocer la verdad sobre Dios y la verdad sobre cómo debemos vivir . La conciencia es "un juicio de la razón" ¹ mediante el cual determinamos si una acción es correcta o incorrecta. Jesús dijo a los apóstoles: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Juan 14:15).

Aunque ha sido liberado de la esclavitud del pecado, no ha perdido su deseo de pecar. El pecado en su cuerpo continúa haciéndolo tropezar incluso cuando lo reconoce como el mal que es.