¿Dónde violaron a las hijas del Cid?

Las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, fueron ultrajadas por sus maridos, los Infantes de Carrión en el Robledal de Corpes, muy cerca de la localidad, como respuesta a las burlas de las que habían sido objeto por los hombres del Cid.

Los infantes se cobran su venganza sobre las hijas del Cid, con las que habían contraído matrimonio. El Cid pide justicia al rey: los infantes son derrotados en duelo por dos de sus hombres. Finalmente, por orden del rey, casa nuevamente a sus hijas con otros nobles.

Finalmente, el castigo de los infantes provoca el derramamiento de la sangre de las hijas del Cid.

Recuerda que los infantes de Carrión, tras recibir las burlas de los hombres del Cid por el episodio del león, deciden vengarse maltratando a las hijas del héroe medieval, doña Elvira y doña Sol.

En las proximidades de esta población, en una fuente cercana al convento de la Vid y la ermita de la Concepción del Monte, se ha situado la escena de la Afrenta de Corpes, en la que los Condes de Carrión ultrajaron a las hijas del Çid, doña Sol y doña Elvira, dejándolas por muertas.

El sobrino del Cid, Félix Muñoz, encuentra a las hijas y las rescata (vv. 2780) . El Cid pide al rey justicia por las bodas que él había bendecido, y el rey convoca unas cortes en que se determina que los infantes tienen que concederle al Cid tres cosas.

Los Infantes de Carrión, Fernando y Diego González, fueron unos personajes literarios con base histórica del Cantar de mio Cid pertenecientes a la nobleza del reino de León.

Lo cierto es que en El Cid Campeador se resumen todos los esfuerzos castellanos por unificar España y expulsar a los moros del Califato de Córdova. Probablemente era un tío alto para su tiempo, guapetón aunque feote, ancho de espaldas y un poco más bruto que un arado.

Rodrigo Díaz, el Cid, fue desterrado dos veces por su rey, Alfonso VI. El 'Cantar de mio Cid' nos presenta un vasallo que intenta por todos los medios recuperar el amor de su soberano, pero la realidad fue muy distinta.

En la mañana del 21 de julio de 1921, hace cien años, los restos de Rodrigo Díaz de Vivar, «El Cid», y su mujer, Doña Jimena, fueron enterrados en la catedral de Burgos, donde ahora mismo se encuentran.

Las hijas del Cid Campeador, doña Elvira y doña Sol, nombres poéticos en el Cantar del Mío Cid, constituyen una pieza clave para comprender el engranaje familiar del héroe de Vivar.

El Cid tuvo tres hijos, María, Cristina y Diego (aunque en la leyenda se hablaba de doña Elvira y doña Sol), y Cristina tuvo a su vez una hija, Elvira Monzón, de la que proviene esta gallega nacida en Betanzos.

El tercero refiere cómo la cobardía de los infantes los hace objeto de las burlas de los hombres del Cid, por lo que éstos se van de Valencia con sus mujeres, a las que maltratan y abandonan en el robledo de Corpes.

No se puede hablar de la historia de Ruy Díaz sin mencionar a Fernan- do y a Diego González; pues si uno es el héroe de la gesta, el Campeador, los hermanos son la contrafigura, los infantes de Carrión.

ALVAR FÁÑEZ.

Caballero fiel al Cid, a quien sigue y habla en nombre de todos.

Sería su última conquista, pues apenas un año después, posiblemente en mayo de 1099, el Cid moría en Valencia de muerte natural, cuando aún no contaba con cincuenta y cinco años (edad normal en una época de baja esperanza de vida).

", el autor del cantar recogió la noticia de que el caballo del Cid se llamaba Bavieca ; 2. a, el autor del cantar inventó el nombre Bavieca.

«En poco rato y lugar a trescientos moros matan.

Esto le generó enemistades. En 1079, el Cid fue enviado a Sevilla para cobrar las parias, a su vuelta a Toledo, se le acusó sin ser verdad de haber robado parte de los impuestos cobrados. Sin poder defenderse en un juicio que aclara este asunto, el monarca castellano le desterró.

Cid, sidi o sid es una palabra de origen árabe que significa 'señor' y que se dio como tratamiento a los señores de ciertos Estados dependientes de un rey (como los régulos de las taifas en al-Ándalus),​ y también a los gobernadores de provincia de los almorávides y almohades.

El sepulcro de Alfonso VIII de Castilla y de la reina Leonor de Plantagenet se halla en el coro de la iglesia del monasterio de las Huelgas de Burgos, provincia de Burgos, (España), y fue labrado a finales del siglo XIII y durante el reinado de su nieto, Fernando III de Castilla.

Todo es obra del mismo artista: Gil de Siloé. En este impresionante panteón funerario descansan los restos del rey Juan II y de su esposa, Isabel de Portugal. Son los padres de la reina Isabel I de Castilla, quien encargó la obra. Posiblemente estamos ante una de las más singulares obras del arte funerario europeo.

En el crucero de la catedral de Burgos, en la intersección de las naves, bajo el majestuoso cimborrio, descansan los restos de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, y de su esposa doña Jimena Díaz.

1045-1099), por medio de los tres cantares que forman el manuscrito, conocidos tradicionalmente como: “Cantar del destierro”, “Cantar de las bodas” y “Cantar de la afrenta de Corpes”.

seremos a las bodas de los ifantes de Carrión Veremos las bodas de los infantes de Carrión e de las fijas de Mio Cid, de don Elvira y doña Sol." y de las hijas del Cid, Doña Elvira y Doña Sol." Esto plogo al rrey e a todos los soltó; Mucho que le place al rey, a todos permiso dio, la conpaña del Cid crece e la del rrey ...

Palencia, España

La torre fortificada de la iglesia gótica de San Miguel se refleja en las aguas del río Carrión, como un tótem palentino. Según la tradición local, en esta Iglesia se desposó Rodrigo Diaz de Vivar, el Cid, con Doña Jimena.