¿Por qué sale lava de los volcanes?

En el núcleo de la tierra, el calor es tan intenso que provoca que se fusionen las rocas y gases que componen el manto. Ese material derretido que se forma es el magma y cuando es expulsado hacía la superficie terrestre lo llamamos: lava.

Las erupciones volcánicas son explosiones o emanaciones de lava, ceniza y gases tóxicos desde el interior de la Tierra a través de los volcanes. ¿Por qué se producen y qué daños provocan? Se producen por el calentamiento del magma del interior de la Tierra, el mismo que busca salir a través de los volcanes.

De forma muy general, se puede decir que los volcanes erupcionan cuando las fuerzas que empujan el magma hacia la superficie son superiores a las fuerzas que se oponen a su ascenso.

Para que un material sea resistente a la lava volcánica este debe soportar temperaturas de hasta unos 1.200ºC. En la naturaleza existen algunos como el hierro, el titanio o el wolframio, pero los humanos también hemos creado otros.

Lava es un concepto con origen remoto en la lengua latina que se utiliza para nombrar a la materia en fusión o derretida que expulsa un volcán durante su erupción. Cuando la lava se halla en el interior de la Tierra se conoce como magma, mientras que una vez expulsada y solidificada recibe el nombre de roca volcánica.

En el núcleo de la tierra, el calor es tan intenso que provoca que se fusionen las rocas y gases que componen el manto. Ese material derretido que se forma es el magma y cuando es expulsado hacía la superficie terrestre lo llamamos: lava.

Cuando los geólogos hablan de magma, se refieren a la roca fundida que todavía está atrapada bajo tierra. Si esta roca fundida llega a la superficie y continúa fluyendo como un líquido, se denomina lava.

Un volcán es una abertura en la corteza terrestres a través de la cual roca fundida, gases y escombros escapan a la superficie. Durante una erupción volcánica, la lava y otros escombros pueden fluir a velocidades de hasta 100 millas por hora, así destruyendo todo lo que se encuentre en su camino.

Otra forma de saber cuándo un volcán está a punto de entrar en erupción es medir los gases que salen de él. Cuando el magma se mueve hacia la superficie, los gases escapan y salen por delante del magma. Estos gases pueden medirse desde el espacio o desde el suelo.

Una erupción es un proceso que puede durar desde pocos minutos hasta varios días. Sin embargo, las erupciones raramente se presentan como un episodio único, sino que se producen en grupos durante periodos eruptivos, que pueden durar algunas horas hasta varios años.

“Si nos vamos a los orígenes de la tierra, no podría haber atmósfera si no existieran los volcanes, son respiraderos del planeta que permiten la liberación de gases, oxígeno, dióxido de carbono y flúor. Esos compuestos permitieron la formación de la atmósfera y la vida en el planeta”, puntualizó el investigador.

Para que un material sea resistente a la lava volcánica este debe soportar temperaturas de hasta unos 1.200ºC. En la naturaleza existen algunos como el hierro, el titanio o el wolframio, pero los humanos también hemos creado otros.

Lo que sucede cuando el magma caliente entra en contacto con el agua del mar es un enfriamiento paulatino del fluido caliente, lo que provoca la emisión de mezcla de vapor y gases a la superficie, para terminar sedimentando y formando parte de la propia tierra.

Las lavas son masas de roca fundida con temperatura entre los 800 y 1200 °C que forman domos en el cráter.

Alcanzan normalmente distancias de entre 5 a 10 km de la cumbre del volcán, aunque en grandes erupciones pueden llegar a más de 20 km. Pueden desplazarse sobre cuerpos de agua.

Resulta muy difícil predecir cuánto puede tardar en enfriarse la lava tras una erupción. La parte exterior del volcán podría enfriarse más rápidamente, pero el interior podría tardar semanas en alcanzar los 100 grados Celsius. En cuanto a las coladas de lava, estas pueden tardar años en enfriarse si son espesas.

La piedra volcanica negra es una roca natural con estructura escoriácea y alveolar.Se forman de la lava de los volcanes. Tienen una gran capacidad de absorción de agua por lo que es muy utilizada en jardines alrededor de arboles y plantas. Las piedras en el jardín son muy decorativas.

​ En general se trata de colores oscuros o negruzcos. En inglés, los colores llamados lava sugeridos por este material en estado sólido son negro, pardo amarillento gríseo oscuro y pardo oliva oscuro,​ como se ve en las muestras bajo estas líneas.

Rocas ígneas extrusivas, efusivas o volcánicas

Las rocas volcánicas típicas son formadas por el rápido enfriamiento de la lava y de fragmentos piroclásticos.

La roca fundida emitida por un volcán en estas condiciones sale a la superficie con un contenido menor de gases y se llama lava. Comúnmente, las lavas recién emitidas se encuentran en el rango de temperaturas entre 700 y 1200 °C, dependiendo de su composición química.

Entre más caliente es el magma, sus partículas se hacen menos pesadas y busca subir a la corteza terrestre. Si el magma encuentra una fisura en esta capa, es decir un volcán, se produce una erupción. En el momento que el magma es expulsado sobre la superficie de la Tierra, recibe el nombre de lava.

Consiste en partículas líquidas, volátiles y sólidas. Cuando el magma se enfría, se convierte en roca ígnea y puede ser de dos tipos según su ubicación: Roca plutónica: si está dentro de la corteza de la tierra. Lava: si el magma se funde y sube a la superficie de la tierra.

En España, existen más de un centenar de volcanes, estando la mayoría inactivos y siendo una de las zonas más conocidas la de las Islas Canarias. Sin embargo, otro punto desconocido se encuentra en Cataluña y, en concreto, en la provincia de Gerona, donde se concentran nada menos que 40, la más numerosa del país.

Los volcanes inactivos ya no producen erupciones, pero pueden volver a aparecer en el futuro. Los volcanes extintos probablemente nunca estallarán de nuevo.

Los volcanes se clasifican:

Bajo los volcanes hay una suerte de sistema de tuberías por donde discurre el magma. La roca derretida avanza bajo presión hacia la superficie antes de que se produzca una erupción. A medida que el magma volcánico se mueve por conductos y grietas va generando temblores sísmicos.

Algunos volcanes entran en erupción casi constantemente, pero otros pueden tener intervalos de cientos de miles de años entre erupciones. Pero ahora somos mucho mejores en la predicción que hace 20 años, gracias a técnicas nuevas o mejor desarrolladas.