¿Qué caracoles se comen en España?

Tipos de Caracoles

Caracol Helix Aspersa: Este tipo de caracol es el caracol común. No solo se consume en España, sino también en países de gastronomía mediterránea. Tienen un tamaño mediano.

Entre los caracoles terrestres, el caracol romano (Helix pomatia) y el caracol común (Helix aspersa) son las especies que se consumen normalmente.

En España, de norte a sur, nos encontramos con numerosas forma de guisar los caracoles. Influenciados por la cocina francesa, en Cataluña, y especialmente en la provincia de Lérida, se preparan los caracoles a la llauna.

En muchos países del mundo, las personas comen caracoles como un manjar. En Francia, los caracoles se llaman escargots, que también es el nombre del plato. En la cocina francesa, los caracoles se cocinan en agua salada y luego se sirven con salsa de ajo.

Las variantes que ofrecemos son helix otala, que se conoce como caracol cabrilla sobre todo en Andalucia, helix theba pisana, muy habitual en diversas provincias españolas, helix aspersa, el caracol común o de jardín, una de las señas de identidad de la dieta mediterránea, y helix eobania, un auténtico producto de lujo ...

12,00 €/KG.

Luego a partir de mediados de junio y ya julio se consumen los caracoles producidos en España, porque aquí se producen más tarde que en Marruecos por las condiciones climáticas.

Beneficios de los caracoles

Alto contenido en proteínas que permite el desarrollo de los músculos y la regeneración de los tejidos. Aporta una importante cantidad de calcio y fósforo, ambos necesarios para el buen mantenimiento de los huesos y dientes. Alto contenido en hierro, que ayuda a prevenir anemias.

​ La ración para una persona común oscila entre los 25 y 30 caracoles.

En el mundo se consumen unas 300 mil toneladas de caracoles y la tendencia es al alza. Francia, España e Italia son los tres mercados principales e importan casi el 50% de su abastecimiento. Entre los principales exportadores destacan China, Croacia, Turquía y Marruecos.

Quien no sepa de esta costumbre y llegue, por ejemplo, a Sevilla, quizás se sorprenda. Los bares de la ciudad están estos días llenos de público, pero hay una tapa en la que casi todos coinciden: la de caracoles. O de cabrillas. También es habitual cruzarse con gente que lleva una bolsa en la mano.

​ La ración para una persona común oscila entre los 25 y 30 caracoles. ​ En la restauración de estilo alta cocina, los caracoles se consumen agarrando el caparazón con pinzas para caracoles y extrayendo el caracol con un tenedor llamado «sacacaracoles».

Después de la tormenta llega la calma y el sol y salen los caracoles, como dice la canción, a pasear sus cuernos al sol, pero en julio y agosto no hay ni tormentas ni caracoles, y es que, como bien dice el dicho, a partir de San Juan ya no se deben comer.

Para ellos tienes que someterlos a un ayuno de, mínimo, 10 días. En ese tiempo, los caracoles habrán purgado sus intensos de impurezas y se habrán encerrado en sus conchas, creando una capa calcárea que cierra la entrada de la misma.

Los caracoles y las babosas terrestres son, tras los artrópodos, el grupo animal más diverso, con unas 35.000 especies.

En la provincia de Cádiz se consumen tres tipos de caracoles. Los más habituales son los caracoles 'chiquitos'. Su nombre científico es Theba Pisana. La segunda variedad es lo que se conoce como cabrillas.

Estos Caracoles son algo especiales, ese caldito le da un sabor increíble y son toda una tapa espectacular en Andalucia... Importante leer toda la receta. Guarda esta receta para encontrarla más fácilmente cuando la quieras cocinar.

Los caracoles que se usan en las tapas, suelen comenzar a verse en el mes de mayo y su temporada se extiende hasta junio, es decir, en la transición de la primavera al verano.

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Cómo en todos los productos, el precio del caracol alevín depende muchos factores pero para que te hagas una idea, 1 Kilo de caracoles alevines suele tener 50.000 caracoles a un precio entre 385 y 550 €.

Y es que la cría de caracoles puede, por una inversión inicial que no resulta especialmente elevada, reportar unos beneficios de alrededor de 70.000 euros al año a causa de la fuerte demanda de caracoles existente en la actualidad.

Su dieta debe ser vegetal y cuanto más variada mejor. Además de las plantas frescas y hojas, verduras como la zanahoria, el tomate, el brócoli y el pepino son ideales. En el caso de las frutas: manzanas, plátanos, uvas, peras o fresas.

Esperanza de vida

La vida de los caracoles varía de una especie a otra. En su hábitat natural, los caracoles Achatinidae viven alrededor de entre cinco y siete años y los caracoles del género Helix aproximadamente de dos a tres. La mayor parte de las muertes son debidas a depredadores o parásitos.

Para calentarlos y comerlos, se colocan boca arriba en platos de metal o loza aptos para horno y provistos de huecos para que no vuelquen; se utilizan pinzas especiales para sujetar la concha y unos tenedores muy finos de dos puntas para la extracción de la carne. Es un plato gastronómico y de fiesta.

El caracol es un alimento de origen animal de bajo contenido graso, contiene 50 mg de colesterol por cada 100 gr. Una cantidad baja si consideramos que la carne de ternera posee 90 mg y la carne de pollo tiene 80 mg.

El caracol tiene propiedades nutricionales muy atípicas, es una carne baja en grasas si la comparamos con la de otros animales. Estos moluscos poseen una gran cantidad de agua, más del 79% por lo que se considera una carne muy baja en calorías.