¿Qué dice en Efesios 4 30?

Efesios 4:30-32 NTV No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los identificó como suyos, y así les ha garantizado que serán salvos el día de la redención. Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta.

En el capítulo 4, versículo 30, el apóstol continúa mostrándonos que la presencia del Espíritu Santo en el cristiano no solo ha de cambiar sus acciones, sino sus actitudes también. En esa frase inicial el apóstol Pablo apunta directamente al corazón de todo el asunto: “No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios”.

13 Pero cuando venga el ^aEspíritu de verdad, él os ^bguiará a toda la ^cverdad; porque no hablará por sí mismo, sino que hablará todo lo que oiga y os ^dhará saber las cosas que han de venir.

“Contristar” al Espíritu es actuar de manera pecaminosa, ya sea de pensamiento y hechos, o solamente de pensamiento. “Apagar” y “contristar” al Espíritu son ambos similares en sus efectos; ambos impiden un estilo de vida piadoso. Ambos suceden cuando un creyente peca contra Dios y sigue sus propios deseos mundanos.

Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él. Por eso, ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos nosotros somos miembros de un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad.

No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva. Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.

Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. «Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol ni den cabida al diablo.

16 Porque el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos ^ahijos de Dios. 17 Y si hijos, también ^aherederos; herederos de Dios, y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

19 y de conocer el ^aamor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Es decir, donde hay muerte, viene Jesús y con su ternura y su misericordia toca y cambia corazones, transforma vidas, da nuevas esperanzas. Entonces de esa manera la muerte se convierte en vida. Si nosotros hoy estamos leyendo el evangelio, si estamos meditando este texto es porque no sentimos discípulos.

Él es la fuente del testimonio y de la revelación personal. Puede guiarnos para tomar decisiones y nos protege del peligro físico y espiritual. Se le conoce como el Consolador, y puede calmar nuestros temores y llenarnos de esperanza.

El Espíritu Santo trabaja en perfecta unión con el Padre Celestial y Jesucristo, y desempeña varias funciones para ayudarnos a vivir en rectitud y recibir las bendiciones del Evangelio. Él “da testimonio del Padre y del Hijo” (2 Nefi 31:18) y revela y enseña “la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5).

Anhelar significa desear, desear intensamente, perseguir, gran deseo. Y celosamente significa entusiasta; temeroso o cuidadoso de ser suplantado; aprensivo a perder afecto o posición; alerta en guardar algo; intolerante de la deslealtad o la infidelidad.

Ese hombre, que es la verdad de Cristo glorioso, es el que deben aprender a conocer. El conocimiento de Jesucristo es necesario, así, no solo para el crecimiento eclesial, sino que es también fundamento de la conducta moral de los creyentes, ya que en él formamos un hombre nuevo.

Un espíritu es algo invisible a nuestros ojos naturales pero con vida. Nuestros pensamientos no se ven, pero llegan a tener un efecto en nuestras mentes muy poderoso. Pensar es una actividad que hacemos todo el tiempo, aun estando dormidos o estando inactivos estamos pensando.

Aprendieron a renovar su forma de pensar por medio del Espíritu, y a revestirse del nuevo ser que Dios creó a su imagen para que practique la justicia y la santidad por saber la verdad. Así que dejen las mentiras y «díganse siempre la verdad unos a otros» porque todos formamos parte del mismo cuerpo.

«Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada» (Mt 12, 24).

Para él, la venida del Espíritu Santo se produjo el día de Pentecostés, cincuenta días después de Pascua. ¿Por qué? Por el sentido que esta fiesta tenía para los judíos. En tiempos de Jesús, Pentecostés era una fiesta muy especial, pues en ella se recordaba la llegada de los israelitas al monte Sinaí.

El élder Robert D. Hales testifica que el Espíritu no habita en templos inmundos (Helamán 4:23–26).

No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario.

Quien antes fue ladrón, debe dejar de robar, y ahora trabajar bien y con sus propias manos. Así tendrá dinero para ayudar a las personas necesitadas. No digan malas palabras.

LBLA de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen ), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.

27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; 28 y yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que ^ame las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

17 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas naciones) delante de Dios, a quien creyó; el que ^ada vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.

Efesios 1:13—“Sellados con el Espíritu Santo de la promesa”

El presidente Joseph Fielding Smith explicó: “El Santo Espíritu de la Promesa es el Espíritu Santo y es quien pone el sello de aprobación sobre cada ordenanza: bautismo, confirmación, ordenación, casamiento.

LBLA en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en El. NBLA en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en El. NVI En él, mediante la fe, disfrutamos de libertad y confianza para acercarnos a Dios.