¿Qué es la responsabilidad individual y colectiva?

Así, cabe, al menos, distinguir dos tipos de responsabilidad: una de tipo individual (sentirse una persona responsable de sí misma y de las personas allegadas) y una de tipo colectivo (sentirse responsable de la sociedad en general).

El concepto de responsabilidad personal y su complejidad La responsabilidad es el deber de hacerse cargo de las consecuencias sobre uno mismo y/o sobre otros de las acciones que uno decide emprender. Con ella se atiende a la llamada del otro, o de uno mismo, a reparar las consecuencias.

La responsabilidad individual existe cuando aquello que ha realizado cada uno revierte en el grupo y en cada miembro del grupo. Así se colabora a alcanzar una de las finalidades del trabajo en equipo: no se trata sólo de hacer algo entre todos, sino aprender entre todos a hacer algo, para luego saber hacerlo solo.

La responsabilidad colectiva no es solamente un deber ser, sino una actuación solidaria con la comunidad, una actitud frente al semejante que sea, al mismo tiempo, tan plural como inclusiva. Y para ello se requiere de una profunda colaboración de los ciudadanos entre sí.

Responsabilidad social individual

tienen repercusiones sobre las otras personas y nuestro entorno. Por ello, cuando te preguntas, ¿qué puedo hacer yo para mejorar la vida de los demás?, o ¿cómo puedo contribuir a hacer más sostenible nuestro mundo?, muchas veces la respuesta no se halla lejos de lo cotidiano.

Las cuatro clases de responsabilidades son: económicas, legales, éticas y filantrópicas.

Los diferentes tipos de responsabilidad social: del ámbito individual a las acciones gubernamentales

Es el aspecto personal, aquello que cada ser humano puede hacer para beneficiar a todo lo que lo rodea, su actitud ante cómo repercute actualmente o en el mañana. Se trata de la conducta ética y de tomar la decisión de ir más allá de lo que indica el marco legal, ser el precursor para que cada parte se vea favorecida.

Seis claves para entrenar la responsabilidad individual

Es el valor que nos exige responder ante otros y ante nosotros mismos, cuidando a quienes o aquello que está a nuestro cargo, previniendo daños, aceptando las consecuencias de las propias acciones y estando dispuestos a rendir cuentas de modo transparente.

Por RSC (Responsabilidad Social Colectiva) entendemos el conjunto de obligaciones legales (nacionales e internacionales) y éticas que han de respetar y aceptar las empresas asociadas como consecuencia del desarrollo de su actividad, la galvanización general, al derivarse de ella impactos sociales, medioambientales, ...

Los socios colectivos tienen responsabilidad ilimitada, responden de forma personal, solidaria y subsidiaria. Esto quiere decir que todos los socios deben responder con su patrimonio privado a las deudas de la empresa, lo cual supone un mayor riesgo que en el caso de una sociedad anónima o una sociedad limitada.

El valor de la responsabilidad

Una persona responsable es aquella que cumple con lo que prometió y es fiel a sus obligaciones. La responsabilidad se expresa en muchos ámbitos. Por ejemplo: Un alumno es responsable cuando estudia para los exámenes, un padre es responsable cuando cuida de su hijo.

La Responsabilidad Social Individual es la conducta ética del ciudadano para consigo mismo y con su entorno, y va mucho más allá del cumplimiento de las obligaciones legales, está relacionada con nuestra actitud en el hogar, con nosotros mismos, con nuestra familia, con nuestros amigos, con el ambiente, con el trabajo, ...

¿En qué consiste la responsabilidad social? La responsabilidad social es un marco ético en el que los individuos o corporaciones son responsables de cumplir con su deber cívico y tomar acciones que beneficien a la sociedad en su conjunto.

La Responsabilidad Social invita por tanto a ser responsables con el entorno que nos rodea planteando acciones justas y de consenso para mejorar la calidad de vida de los individuos y buscar una sociedad más cohesionada.

Existen dos tipos de responsabilidad civil: la responsabilidad contractual y la responsabilidad extracontractual, las cuales tienen orígenes diferentes, pero ambas implican la obligación de indemnizar a la parte perjudicada.

La responsabilidad afectiva se basa en el consenso, cuidado y diálogo sobre los sentimientos y emociones que surgen en una relación de cualquier naturaleza. Cuidar implica escuchar al otro y acompañarlo teniendo en cuenta sus emociones.

¿Qué es la responsabilidad afectiva? Ser capaces de expresar nuestras necesidades y emociones siendo respetuosos/as de las emociones de el/la otro/a. Tener consciencia de que lo que decimos y hacemos tiene un impacto en los demás y que los vínculos que establecemos con otros implican un cuidado mutuo.

Existen tres modelos de RSE: los ambientales, sociales y económicos, con los que se busca nivelar las prácticas empresariales con respecto a sus responsabilidades ante la sociedad y el medio ambiente.

La responsabilidad social en la vida diaria se trabaja como menciona la palabra, día a día, pero no con palabras que hagan referencia hacia tus propias decisiones, sino con acciones que forjen expresiones en tu entorno, dando el sentido ideal a la responsabilidad social en la vida misma.

La responsabilidad es un concepto legal y moral. Es una obligación inseparable del ejercicio de toda función pública y privada. Hay tres clases de responsabilidad: civil, penal y administrativa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la responsabilidad social como “la obligación de dirigir las actividades educativas, investigadoras y de servicio a atender las necesidades prioritarias de la comunidad, región y/o nación”.

Hacerse cargo de uno mismo es dejar de esperar que alguien llegue para organizar mis prioridades, decirme qué pasos debo seguir o me ofrezca oportunidades, para empezar a ser “la propietaria de mi vida”: Invertir en mí, salir a buscar lo que necesito, arriesgarme, equivocarme y volver a intentarlo.

Recomendaciones para fomentar la responsabilidad en adultos:

Estimula tu autonomía y autoestima. Utiliza medios para facilitar las actividades. Organiza las actividades a cumplir. Sirve de ejemplo en el cumplimiento de las actividades.

Para lograr esto, se pueden utilizar las siguientes estrategias prácticas:

Los valores identificados como aquellos que dan fundamento a la apreciación positiva de una persona, son en primer lugar la responsabilidad, seguida de la honestidad y el respeto.