¿Qué es lo que decía Don Bosco respecto de los jóvenes?

Don Bosco creía utópicamente en la capacidad de los jóvenes de ser educados. Esto implica “conmoverse” y “compadecerse”. DonBosco sale a las calles para encontrarse con los chavales que frecuentaban el Oratorio, consciente de que el trato ocasional no basta, necesita conocer a sus chavales donde están.

Don Bosco decía a los jóvenes: «Yo por vosotros estudio, por vosotros trabajo, por vosotros vivo, por vosotros estoy dispuesto incluso a dar mi vida» (Constituciones Salesianas, art. 14). Hoy, más que nunca, de frente a lo que el Papa Benedicto XVI muchas veces ha señalado como «emergencia educativa» (cfr.

'Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse'

Don Bosco quiso, en primer lugar, prevenirlos de experiencias negativas, acogiendo a los jóvenes que llegaban a la ciudad de Turín en busca de trabajo, a los huérfanos y a los abandonados, porque sus padres no podían o no querían hacerse cargo de ellos.

Le pedía a cada uno de sus seguidores: “Ama lo que ellos hacen…”, les decía a sus primeros educadores, “…y ellos amarán luego lo que tú haces”. El amor como ejemplo, el amor como testimonio que pone bases a las posibilidades de educar en tiempos de transformación e incertidumbre, en aquel momento y también ahora.

Don Bosco repetía constantemente: “Para nosotros la santidad consiste en estar siempre alegres”. Por último, se concluirá el trabajo haciendo hincapié en que la espiritualidad de la alegría es seguramente la expresión más clara y más fuerte de lo que significa la “humanización de Dios”.

Don Bosco muere al amanecer del 31 de enero de 1888. A los salesianos que están en torno a su lecho les dice sus últimas palabras: «Quereos como hermanos… Haced el bien a todos, el mal a nadie… Decid a mis muchachos que los espero a todos en el Paraíso.»

Don Bosco nos lo transmite como modo de vivir y trabajar, para comunicar el Evangelio y salvar a los jóvenes con ellos y por medio de ellos. Este sistema informa nuestras relaciones con Dios, el trato personal con los demás y la vida de comunidad en la práctica de una caridad que sabe hacerse amar.

En la Carta de Roma de 1810, Don Bosco nos dejó un legado que sigue vigente para la educación de los niños y jóvenes de hoy día: “No basta con amar a los jóvenes, es necesario que se sientan amados”.

La Pedagogía de Don Bosco

Don Bosco definió el sistema preventivo sobre tres pilares que siguen siendo el alma del carisma salesiano. Son razón, religión y amorevolezza.

Don Bosco desarrolló el sistema con jóvenes marginales en Turín que a mediados del siglo XIX vivían los efectos de la Revolución industrial que atraía a niños y jóvenes campesinos empobrecidos, provocando la crea- ción de pandillas, niños de la calle, delincuencia.

La alegría salesiana nacida de la Pascua

Se trata de una alegría que nos hace vivir como “resucitados”. Así la define Don Bosco en la misma carta del 84, como: “Alegría de paraíso”.

La Sociedad de la Alegría, fue creada por Don Bosco en su permanencia en Chieri, formando un grupo juvenil con muchachos de la zona a fin de sacarlos de la mala vida de la calle y hacerlos más buenos.

Don Bosco: "Le he prometido a Dios que hasta mi último aliento será para los jóvenes"

De ti yo no quiero nada, no espero nada. Nací pobre, he vivido pobre y quiero morir pobre. Más aún, te lo quiero decir con claridad: si te hicieras sacerdote y por desgracia llegaras a ser rico, no pondría mis pies en tu casa. Recuérdalo bien».

Domingo significa: El que está consagrado al Señor. Entre los miles de alumnos que tuvo el gran educador San Juan Bosco, el más famoso fue Santo Domingo Savio, joven estudiante que murió cuando apenas le faltaban tres semanas para cumplir sus 15 años.

Con la orientación del padre José Cafasso y la ayuda del padre Cinzano, Juan ingresó en el Seminario diocesano de Turín —abierto en Chieri pocos años antes— el 30 de octubre de 1835, a los veinte años de edad. ​ Allí realizó estudios de filosofía y teología.

Prometió que todos los minutos de su vida serían para sus jóvenes. Y así lo hizo, incluso durante la noche.

La educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser. Aprender a conocer, combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias.

Los pilares fueron definidos como: “aprender a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a ser” y “aprender a vivir con los demás”.

Sobriedad y continencia. Estas dos virtudes satélites de la templanza, entendida como actitud esencial de base, brillan en Don Bosco de una forma especial.

La enseñanza a través del sistema preventivo se consolida bajo tres pilares que son: la razón, la religión y la amabilidad. El padre Naún Tapia explica que la razón busca que los jóvenes enfrenten la vida con buenos argumentos. Y así lograr plantearse los medios para conseguir los objetivos trazados.

Razón: Hace referencia a la invitación que se realiza al joven para que este comprenda y dimensione su entorno y a sí mismo, dentro de un ambiente que le realice propuestas razonables, humanas y lógicas que contribuyan en su crecimiento personal, profesional y espiritual.

Su familia era pobre. El padre de Juan había muerto cuando él solo tenía dos años. Vivía en una granja con su madre y sus dos hermanos y ayudaba a cuidar a las ovejas, lo que le impedía asistir a la escuela a tiempo completo. Si bien tenía que trabajar duro, Juan era feliz y tenía una gran imaginación.

Al holandés Jheronimus van Aken (1450-1516), más conocido como el Bosco, solo le bastaron 20 pinturas y 9 dibujos para crear una de las iconografías más reconocidas de la historia del arte. Es considerado como el pintor fantasmagórico por excelencia de los sueños.