¿Que hay después de la muerte según Epicuro?

Si no podemos sentir dolor ni placer tras la muerte, entonces nada malo ni bueno nos puede suceder tras la muerte. 5. Si nada malo ni bueno nos puede suceder tras la muerte, entonces la muerte no es mala ni buena para quien muere. 6.

Epicuro sostiene que el error no estriba en temer a la muerte porque nos hará sufrir cuando se presente (esto es, por el dolor que nos pueda causar cuando esté presente) sino en sufrir por tener que morir (en vivir angustiados esperándola).

En su concepción ética, Epicuro defiende el hedonismo, y sostiene que el fin de la vida humana es el placer, pero no se trata del placer puramente material, sino que es más bien de índole espiritual y afectivo y, por tanto, tranquilo y duradero.

Hay para Epicuro cuatro temores que provocan grandes dolores: el temor a los dioses (lo que no es razonable porque ellos no intervienen en los asuntos humanos); el temor a la muerte (lo que es ignorancia, porque cuando la muerte llega nosotros ya no estamos); el temor por la falta de bienes (cuanto menos deseamos mejor ...

Por eso el alma, según Epicuro, también es material y muere junto con el cuerpo. El alma es, pues, mortal. Para Epicuro, la muerte y la vida, es decir, el devenir de las cosas, está marcado por el movimiento vertiginoso e incesante de los átomos, que se juntan y se separan según leyes que desconocemos.

La ética de Epicuro es una forma de hedonismo egoísta ; es decir, dice que lo único que es intrínsecamente valioso es el propio placer; cualquier otra cosa que tenga valor es valiosa simplemente como medio para conseguir placer para uno mismo.

A diferencia de nuestros cuerpos, nosotros mismos somos inmortales y la muerte nos libera de las limitaciones que nos impone el mundo físico . Epicuro pensaba que cada uno de nosotros debería ver nuestra eventual desaparición con ecuanimidad, ya que la muerte no es ni buena ni mala para quien muere.

Como se puede desprender, para Epicuro la felicidad es placer, serenidad, un estado en el que no hay perturbaciones del alma ni dolor alguno; por lo mismo, él entendía que no hay un punto medio entre placer y dolor, o se siente uno o se siente otro, pues las definiciones de ambos son la ausencia de su opuesto.

Epicuro, fundador de la escuela, pone como objetivo de la vida del ser humano el placer, liberándose de los miedos a los dioses, a la muerte y al destino, porque con esos miedos no se puede disfrutar de la vida.

Epicuro fundó su escuela de filosofía en Atenas. Se llamó el Jardín y se dedicaba a la búsqueda de la felicidad a través del ejercicio de la razón. Para este gran pensador, la razón enseña que el placer es bueno y el dolor es malo. De manera que el placer y el dolor son las medidas últimas del bien y del mal.

Pues bien, los cuatro grandes temo- res, que se han de eliminar a favor de la vida son, para Epicuro, el miedo a los dioses, el miedo a la muerte, el miedo al dolor y el miedo al fracaso.

El miedo a la muerte es irracional, según Lucrecio, porque una vez que las personas mueren no estarán tristes, ni serán juzgadas por los dioses ni tendrán lástima de su familia; no serán nada en absoluto . "La muerte no es nada para nosotros", dice. No temer a la muerte es más fácil decirlo que hacerlo.

Sólo tememos a la muerte porque nos imaginamos confusamente experimentando nuestra propia muerte : no el proceso de morir, sino la condición de estar muertos. Sin embargo, cuando estamos muertos no somos conscientes de nuestra condición y, lo que es más, ya no hay un yo que pueda experimentar o ser algo en absoluto.

Ética. La ética de Epicuro es una forma de hedonismo egoísta ; es decir, dice que lo único que es intrínsecamente valioso es el propio placer; cualquier otra cosa que tenga valor es valiosa simplemente como medio para conseguir placer para uno mismo.

Los apetitos según el epicureísmo pueden ser: Apetitos naturales y necesarios (comer, abrigarse, dormir) Apetitos naturales y no necesarios (el goce sexual) Apetitos no naturales ni necesarios (la fama, el dinero, el poder)

Los epicúreos buscan el placer del alma con prudencia, es decir, ha de buscarse el placer prudente que no acarree consecuencias negativas que destruyan el ideal del placer. Los estoicos, en cambio, no lo buscan, o no exactamente, sino la racionalidad estricta, sin espacio para el afecto o la pasión.

Como conclusión, podemos decir que las tres corrientes filosóficas buscan la tranquilidad y la felicidad, aunque lo hacen desde perspectivas y enfoques distintos: el epicureísmo se centra en encontrar placer moderado, el estoicismo en vivir en armonía con la naturaleza, y el cinismo en la honestidad y la autenticidad.

Las dos escuelas griegas tienen en común el eudaimonismo, es decir la consideración ética de que la felicidad es el fin último. A su vez, la vir- tud que debemos alcanzar, nos proporciona ese fin último.

Una buena parte de los filósofos creía que el cuerpo es mortal y el alma es inmortal . Desde Descartes en el siglo XVII, la mayoría de los filósofos han considerado que el alma es idéntica a la mente y, cada vez que una persona muere, sus contenidos mentales sobreviven en un estado incorpóreo.

El argumento de Epicuro es el siguiente: tememos a la muerte sólo porque creemos que es mala de alguna manera . Sin embargo, la muerte no puede ser mala para nadie ya que “cuando existimos, la muerte aún no está presente, y cuando la muerte está presente, entonces no existimos…”. La muerte, para el ser humano vivo, no es nada, porque nunca cruzará. caminos.

Por ejemplo, Platón explica que el alma es inmortal y permanecerá (en un sentido espiritual) después de la destrucción física del cuerpo. Explica que el miedo a la muerte es natural en los humanos, pero la muerte debe verse como el logro de la vida .

De este modo, Epicuro determina que la clave de una vida feliz es conseguir acumular la mayor cantidad de placer mientras reducimos al máximo el dolor. De hecho, esta segunda parte de la fórmula es más importante que la primera. El requisito indispensable para una buena vida es la erradicación del dolor.

Hay para Epicuro cuatro temores que provocan grandes dolores: el temor a los dioses (lo que no es razonable porque ellos no intervienen en los asuntos humanos); el temor a la muerte (lo que es ignorancia, porque cuando la muerte llega nosotros ya no estamos); el temor por la falta de bienes (cuanto menos deseamos mejor ...

La ataraxia también es entendida por Epicuro como la imperturbabilidad del alma, una característica posible de alcanzar eliminando los miedos que puedan alejar al individuo de un estado de paz en el alma. De esta manera resulta útil el concepto de Tetrafármaco, usado de manera figurativa y alegórica por los epicúreos.

Creemos que necesitamos relaciones románticas.

Pero Epicuro observó que la felicidad y el amor (y mucho menos el matrimonio) casi nunca van juntos . Hay demasiados celos, incomprensiones y amargura. El sexo siempre es complicado y rara vez está en armonía con el afecto.

El placer, según Epicuro, consiste en la ausencia de dolor. Para llegar a esa conclusión parte de una elaborada teoría de los deseos y afirma que el camino hacia la felicidad es perseguir el placer, como ausencia de dolor. Es una apelación a la sobriedad, a la moderación frente a los excesos y desenfrenos.

Para alcanzar la felicidad hay que practicar hábitos buenos, justos, equitativos; esos hábitos están sostenidos por actos voluntarios. Los hombres desean voluntariamente el bien común y por ende, persiguen la felicidad a sabiendas que ésta sólo se logra con esfuerzo, con el ánimo templado, con valor.