¿Que nos enseñó Jesús en el Sermón de la Montaña?

Un largo discurso que trata los temas de la limosna, la oración y el ayuno. En él se condena a quienes practican estos actos para obtener la aprobación de la gente, no realizándolos por una actitud real del corazón. El discurso condena la superficialidad del materialismo y la religiosidad hipócrita.

En un monte de Galilea, Jesús enseña las Bienaventuranzas a sus discípulos. Mateo 5:13–16. Jesús declara que Sus discípulos son “la sal de la tierra” y “la luz del mundo”. Mateo 5:17–48.

Jesucristo concluyó el Sermón de la Montaña enseñando que el camino a la vida eterna es angosto y que quienes entran en el reino de los cielos son aquellos que hacen la voluntad del Padre Celestial .

Nos invita a purificar nuestro corazón de sus malos instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo, a poner en Él la confianza plena, como un niño satisfecho, recién amamantado, en brazos de su madre, a no esperar de otro la salvación y la dicha definitivas.

Algunos de los temas principales que enseñó Jesús, que luego los cristianos abrazaron, incluyen: Amar a Dios. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Perdona a otros que te han hecho daño .

Cada sección importante del SM – introducción (5:3, 10), cuerpo (5:19, 20; 6:10, 33) y conclusión (7:21) – contiene referencias al reino. Dentro del cuerpo, cada sección principal – Punto 1 (5:19, 20), Punto 2 (6:10), Punto 3 (6:33) – contiene sus propias referencias al reino.

Una diferencia importante entre los dos sermones es que el Sermón de la Montaña tiene cinco bienaventuranzas más que el Sermón de la Llanura . Las bienaventuranzas adicionales en Mateo 5:5-9 bendicen a los mansos, a los sedientos de justicia, a los misericordiosos, a los limpios de corazón y a los pacificadores.

Más que una presentación de una nueva lista de reglas a seguir, el Sermón del Monte es una invitación al corazón mismo de Dios . Jesús nos lleva suavemente de una lectura superficial de lo que debemos hacer al verdadero cumplimiento de la ley: quiénes debemos ser.

El sermón estaba dirigido a los discípulos y a una gran multitud de oyentes para guiarlos en una vida de disciplina basada en una nueva ley de amor, incluso a los enemigos, en contraposición a la antigua ley de retribución.

“Las bienaventuranzas definen la conducta a seguir por quienes nos consideramos discípulos del Señor, tanto en la vida personal, familiar y en sociedad. ¡El Señor nos fortalezca para que así sea!”

Las Bienaventuranzas nos ayudan a comprender mejor las bendiciones que Dios tiene reservadas para nosotros y lo que significa ser un seguidor de Jesús.

Las Bienaventuranzas nos ayudan a darnos cuenta de las bendiciones que hemos recibido. Aunque se nos dice con frecuencia que reconozcamos nuestras bendiciones, algunas veces nos encontramos tan heridos que nos resulta casi imposible ver las bendiciones.

Para vivir el camino de las bienaventuranzas tenemos los ojos puestos en Jesús, nos dejamos iluminar por su forma de tratar a los pobres, sus gestos, su coherencia, su generosidad cotidiana y senci- lla, su entrega hasta el final. Las bienaventuranzas son su vivo re- trato.

Ama a Dios y a tu prójimo

Cuando se le preguntó cuál era el mandamiento más importante, Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y ​​con toda tu mente.

Cuando le preguntaron que cuál era el mandamiento más importante, Jesús dijo, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39).

El amor al prójimo.

Sin embargo esta es la lección del Maestro Jesús. De aquí parten todas las demás enseñanzas. Solo a partir del amor al prójimo podemos crecer en caridad, en justicia y en sabiduría.

Jesucristo enseñó Su evangelio y describió cómo ser un discípulo justo en un poderoso sermón llamado el Sermón del Monte. En él, también dio ocho importantes enseñanzas llamadas las Bienaventuranzas.

Jesús regresa a Capernaum y perdona y sana a un paralítico que es bajado por el techo (Mateo 9:1-8; Marcos 2:1-12; Lucas 5:17-26). A lo largo del Mar de Galilea, Jesús llama al recaudador de impuestos, Mateo, al discipulado (Mateo 9:9; Marcos 2:13-14; Lucas 5:27-28).

Serías menos crítico, menos crítico, menos atado al sensualismo, menos ansioso y menos vulnerable a la manipulación. Y el mundo sería un lugar mejor para estar : habría más paz y más pureza . Estas son las cosas que el sermón promete y cumple cuando realmente lo vivimos.

Diferencias de contenido

Las bendiciones de Mateo son espirituales (“pobres de espíritu”, “hambre y sed de justicia”); Los de Lucas son tangibles (“pobre”, “ahora tengo hambre”, “lloro ahora”) . Mateo espera que los discípulos sean perfectos como Dios (Mateo 5:48); Lucas espera que los discípulos sean misericordiosos como Dios (Lucas 6:36).

La ubicación exacta del Sermón de la Montaña es incierta, pero el sitio actual (alternativamente conocido como el Monte Eremos) ha conmemorado el hecho desde hace más de 1600 años. El sitio está muy cerca de Tabgha. Otros lugares sugeridos han incluido el cercano Monte Arbel, o incluso los Cuernos de Hattin.

Con estas referencias arqueológicas precisas, los estudiosos están ahora ya de acuerdo con el hecho de que el monte de las Bienaventuranzas es el lugar donde Jesús instituyó a los doce apóstoles y donde proclamó el sermón.

¿Cómo nos hace justos ante Dios el Sermón del Monte? Estamos “bien” ante Dios porque Él ve a Su Hijo, que vive en nosotros . Gracia: es el favor, la ayuda inmerecida que Dios nos brinda para responder a su llamado a ser hijos de Dios, partícipes de la naturaleza divina y de la vida eterna.

Según la Biblia, el Sermón de la Montaña fue un discurso que Jesús de Nazaret pronunció ante sus seguidores y un gran grupo de personas alrededor del año 30 d.C. Jesús pronunció el discurso en la ladera de una montaña. La parte más popular del discurso son las Bienaventuranzas, que se encuentran al principio.

Más de 5 mil personas lo siguieron hasta allí con la esperanza de que Él les enseñara. Jesús les enseñó muchas cosas.

Nombradas a partir de las palabras iniciales (beati sunt, “bienaventurados”) de esos dichos de la Biblia Vulgata Latina , las Bienaventuranzas describen la bienaventuranza de aquellos que tienen ciertas cualidades o experiencias peculiares de aquellos que pertenecen al Reino de los Cielos.

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Las bienaventuranzas no indican solamente las exigencias del Reino. Manifiestan, en primer lugar, la obra que Dios realiza en nosotros haciéndonos semejantes a su Hijo y capaces de tener sus sentimientos, de confianza plena en el Padre, de amor y de perdón hacia todos.