¿Qué pasa si me como lo blanco del fuet?

Otra duda que surge en torno a lo blanco de la piel del fuet es si se puede comer, y lo cierto es que sí, te lo puedes comer sin problema, aunque si lo prefieres también lo puedes quitar, la mayoría de las personas prefieren quitarlo.

Se puede quitar si así lo deseas o se puede comer, siempre y cuando la piel sea de tripa natural. Sobre todo es importante destacar que no se trata de ningún tipo de harina, por lo que las personas celíacas pueden comerla y no supone un problema para ellas.

Si quieres saber qué es lo blanco del fuet te damos la respuesta más fácil: Lo blanco del fuet es un moho que los que elaboramos fuet provocamos que crezca durante la etapa de secado para evitar que aparezcan otros mohos que estroperían el embutido, así como para darle un toque extra de sabor y aroma.

En conclusión, la tripa del fuet suele estar hecha casi siempre con el intestino delgado del animal del que se obtiene. Sin embargo, algunos embutidos de peor calidad pueden llevar tripas sintéticas. Mientras la piel del fuet en cuestión sea natural, no hay problema por comerla.

“La piel que recubre el chorizo, el fuet o el salchichón puede estar hecha de tripa natural, para lo que se utilizan diferentes partes del intestino del animal, o por envoltura artificial, que se elabora utilizando celulosa, colágeno o a partir de un material de origen plástico autorizado”, explica Patricia Casas- ...

A pesar de que muchos piensen que se trata de harina, este recubrimiento blanquecino es ni más ni menos que moho. Y no es cualquier moho, sino que se trata de las mismas bacterias que se emplean para elaborar quesos de la gastronomía francesa, como son el brie o el camembert.

Este producto es un embutido, con alto contenido de grasa, grasa saturada, sal y gran densidad calórica. De hecho, alrededor de un tercio del producto es grasa. Por todo ello se desaconseja su consumo y en su lugar se recomienda elegir carne blanca fresca, 3 raciones a la semana (100-150g por ración).

Son muchas las personas que tienen duda de si existe diferencia entre fuet y espetec. ¿Son dos productos distintos o similares? Pues nada mas lejos de la realidad, se trata del mismo producto pero dependiendo de la región donde se consuma, se le denomina más comúnmente de un modo u otro.

No, no es la sal

Nada de esto es cierto. En realidad, la respuesta es mucho más sencilla y lógica. Se trata de cristales de tirosina que se forman durante la maduración de la pieza (de ahí su tacto rasposo y parecido al yeso o la tiza) que aparecen sobre todo en la zona del magro.

En cambio, nuestro fuet está embutido en tripa natural, así que si os gusta podéis disfrutarlo con piel. Por lo general, la mejor manera de disfrutar bien un fuet es cortándolo en rodajas al bies de un centímetro. “Al bies” quiere decir que no se corta de manera totalmente perpendicular a la pieza, sino en diagonal.

El fuet es una excelente fuente de proteínas, contiene hierro, zinc y vitaminas del grupo B, nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Se trata de un alimento de fácil digestión, ya que su proceso de elaboración hace que sea bajo en grasas y en calorías.

A nivel general, si nos comemos un cuarto de una barra de fuet, estaríamos ingiriendo 250kcal y 8 gramos de grasas. Unas cifras elevadas y que nos indican que solo podemos comer fuet de forma ocasional. Ni siquiera los fuets de pavo engordan menos.

Información nutricional

Valor energético: 1.749 kJ / 421 kcal. Grasas: 34,0 g. De las cuales saturadas:13,3 g.

Los hongos más comunes en la elaboraración de fuet y salchichón son el Penicillium nalgiovense y el Penicillium chrysogenum.

Podemos decir que el origen del fuet está en la antigua Grecia y Roma, dónde descubrieron que mezclando la carne con sal, hierbas aromáticas o especias, y pasando por un proceso de secado o ahumado, alargaban la vida de la carne.

Un sabor dulce y frágil para los paladares. El rebozado con el color más intenso de la familia.

El fuet artesano se suele servir a rodajas, de corte generoso, en torno a los 5 milímetros, y si se acompaña de unas olivitas verdes o negras, hará las delicias de grandes y pequeños. Una duda está presente en muchas personas en relación al fuet, ¿Se come la piel?

Aparición de capa pegajosa: suele observarse en la superficie de embutidos frescos. Es por el desarrollo de hongos. Aparición de mohos: estos son de color verde azulado, son aterciopelados y se encuentran en la superficie del producto. Se observa en embutidos que se encuentran estacionados por mucho tiempo.

La mejor opción para conservar los embutidos curados es colgarlos en un lugar seco, frío y lo más oscuro posible. Si las piezas que vas a colgar están empezadas, debes poner la zona cortada hacia abajo, mirando al suelo, y debidamente protegida para que no entre en contacto con la luz y el aire.

Así las cosas, el elegido por la organización como "más saludable" es el jamón cocido o pechuga de pavo y pollo. Estos se debe a su menor contenido en grasa son las mejores opciones dentro del mundo de los embutidos, aunque desde la OCU también explican que "su contenido en sal es alto".

El fuet es un embutido hecho de carne magra de cerdo típico de la cocina catalana,​, difundido en el resto de España y apreciado por sus características organolépticas.

La principal diferencia entre el fuet y la secallona es que esta tiene una forma un poco más alargada y estrecha que el fuet, además de que no tiene moho en su parte exterior, por lo que carece del color blanco característico del fuet.

El fuet, también conocido como espetec, tastet o secallona, es uno de los embutidos catalanes más típicos.

Fuet (250-350 gr.) Ingredientes: Carne magra de cerdo (paletilla y pierna), panceta, tocino, tripa natural, sal, pimienta negra y azúcar.

Por norma general no es recomendable. El moho puede haber hecho que determinados microbios y bacterias penetren a través de la piel del embutido y desarrollar sustancias tóxicas para el organismo, como las micotoxinas, que podrían llegar a causar una intoxicación crónica.

No hay que asustarse, NO está malo , ni es sal acumulada. En realidad estos puntos blancos son cristalizaciones de tirosina, es decir, un aminoácido presentes en las proteínas que con la curación del jamón ibérico puede ir degradándose y por tanto se aumenta la concentración de aminoácidos libres.