¿Qué pasa si respiras mucho amoniaco?

El amoníaco es corrosivo a la piel, ojos y pulmones, aun en concentraciones bajas en el aire. Síntomas de exposición al amoníaco anhidro pueden incluir quemaduras a la piel y a los ojos, dolor de garganta severo, y tos/respiración con silbido.

► La inhalación de amoníaco puede irritar el pulmón, causando tos o falta de aire. La exposición más alta puede causar asfixia por acumulación de líquido en el pulmón (edema pulmonar), que es una emergencia médica.

El amoníaco permanece en el aire aproximadamente una semana. Se ha encontrado amoníaco en el aire, el suelo y en muestras de agua en sitios de desechos peligrosos. En el aire cerca de sitios de desechos peligrosos, el amoníaco puede encontrarse en forma de gas.

Normalmente, su hígado convierte el amoníaco en otro producto de desecho llamado urea. Sus riñones eliminan la urea en la orina.

Esto es muy importante porque el amoníaco es tóxico para el cerebro. Incluso pequeños aumentos en el nivel de amoníaco en la sangre pueden causar daño cerebral permanente, coma e incluso la muerte. La enfermedad hepática es la causa más común de niveles altos de amoníaco.

Sus propiedades lo convierten en un producto ideal para eliminar la suciedad y las manchas de múltiples superficies. Por ello, el amoniaco es ideal para eliminar la suciedad acumulada tanto de suelos, como de muebles, azulejos, cristales y otros materiales. ¡Descubre las propiedades del amoniaco!

Consejos para el uso del amoniaco

Conviene que en el momento que vaya a hacer uso de amoniaco el ambiente esté ventilado para evitar inhalación y que el olor se impregne. Recuerde que puede usar guantes de látex para proteger la piel de las manos, utilizar máscara y procurar no excederse en las cantidades que utiliza.

Nunca debemos usar este producto en superficies enceradas o barnizadas (parqués naturales y/o barnizados) y superficies de muebles lacadas o enceradas. Es recomendable usar guantes cuando lo usemos y, sobre todo, nunca deberemos mezclar con lejía o productos que la contengan.

El amonio se acumula en sangre si no se consigue eliminar del organismo de una manera adecuada. Esta prueba mide la cantidad de amonio en la sangre. El amonio se transporta hacia el hígado, donde es convertido en urea y glutamina.

La Hiperamonemia es una condición en la que el cuerpo es incapaz de procesar y desechar el amonio. En el recién nacido se presentan los efectos más devastadores debido a que puede causar un daño neurológico irreversible.

Estos alimentos incluyen productos lácteos, productos de confitería, frutas y vegetales, productos horneados, cereales para desayuno, huevos, pescado, bebidas tales como bebidas deportivas y cerveza, y carnes.

El amoníaco interfiere con la neurotransmisión excitadora porque afecta el tránsito entre neurona y astrocito de glutamato y monoaminas, y tiene efectos agonistas sobre la transmisión gabaérgica, que es el principal sistema neurotransmisor inhibidor.

Síntomas

El amonio también esta implicado en alteraciones de la neurotransmisión dependiente del GABA, desencadenando aumento de la actividad inhibitoria de este sistema, tanto por efectos directos de interacción con el receptor GABA como por un aumento de la sensibilidad del receptor a otros agonistas como las benzodiacepinas ...

Al mezclar ambos productos se genera cloramina. Esto es un compuesto que al ser respirado reacciona con el agua en nuestro cuerpo y genera ácido clorhídrico y radicales libres, que son muy tóxicos.

Si el amoniaco te resulta demasiado fuerte, puedes probar con otros métodos naturales, como llenar un par de vasos con granos de café o bicarbonato, ambos elementos conocidos por su capacidad para absorber olores.

El amoniaco se puede mezclar con alcohol, agua jabón y detergente neutro, pero nunca con lejía, vinagre, agua oxigenada ni ácidos de cualquier tipo.

Utilice la protección respiratoria adecuada como máscaras o equipos de respiración asistida, a menos que la ventilación sea la adecuada para mantener las concentraciones de amoníaco en el aire por debajo del intervalo de exposición.

Es muy sencillo: mezclá el amoníaco con un poco de agua en un balde y usá la mezcla para limpiar tus pisos y dejarlos relucientes. El secreto está en su capacidad abrasiva, el amoníaco remueve hasta los residuos más resistentes. Podés conseguir amoníaco en casas de limpieza especializadas.

Aunque ambos tienen propiedades desinfectantes, la lejía debe utilizarse con extrema precaución debido a su naturaleza altamente corrosiva. El amoníaco, por el contrario, es mucho menos agresivo, lo que lo hace más seguro para su uso cerca de personas, mascotas y plantas.

El amoníaco tiene más poder desengrasante que desinfectante, por lo que será recomendado en aquellas superficies que recurrentemente se manchen y a la vez no sufran un excesivo contacto con nuestras manos.

Por ejemplo, si usted camina a través de una nube densa de amoníaco o si su piel entra en contacto con amoníaco concentrado, puede sufrir quemaduras graves de la piel, los ojos, la garganta o los pulmones.

De forma interna, se pueden experimentar consecuencias como pulso débil y rápido, fiebre, dolor abdominal intenso, desmayos, vómitos e inquietud. Muchos de estos síntomas aparecen tras una exposición prolongada al compuesto, por lo que es común notar un pequeño olor a amoniaco después de haberlo inhalado.

Mezclar lejía con amoníaco no es una buena idea, y es una de las principales causas de intoxicación en el hogar. Esto se debe a que en la reacción se genera cloramina, una sustancia muy tóxica y corrosiva.

¿Cómo se mide? El amoniaco se analiza por un procedimiento químico. El método más usado en las pruebas especiales se conoce como el método de salicilato. Siempre se mide el pH y la temperatura cuando se mide el amoniaco.

Cuando está sano, el ciclo de la urea evita que se acumule amoníaco en la sangre. Esto es muy importante porque el amoníaco es tóxico para el cerebro. Incluso pequeños aumentos en el nivel de amoníaco en la sangre pueden causar daño cerebral permanente, coma e incluso la muerte.

Malos hábitos alimentarios, uso inadecuado de medicamentos (sobre todo los que tienen en su formulación ácido valpróico o valproato, entre ellos algunos antiinflamatorios no esteroideos, antipsicóticos y estabilizadores de humor), patologías preexistentes, ejercicio físico intenso, síndrome de Rett, errores innatos del ...