¿Quién era el esposo de la Reina Roja?

En 1900, Isabel se casó con el príncipe Alberto de Bélgica (el futuro Alberto I) y nueve años después se convirtió en la reina consorte de este país, donde la siguen recordando gracias a su gran cultura y su labor como patrona de las artes.

Las investigaciones concluyeron que se trataba de Tz'ak-b'u Ajaw, consorte de Pakal y madre de Kan B'alam y K'inich K'an Joy Chitam, dos gobernantes de la region; enigmática mujer de Lakam'ha, “Lugar de las grandes aguas”, hoy conocido como Palenque, en Chiapas, y que habría muerto aproximadamente a los 60 años de edad ...

En el lujoso ajuar funerario de la Reina Roja destacaba su magnífica máscara funeraria. Esta pieza, que se halló completamente fragmentada, cubrió el rostro de la soberana y estaba hecha de malaquita. En la tumba se halló otra máscara más pequeña, realizada con jade, que adornaba una especie de cetro o cinturón.

Aveyard, Victoria

Ambientada en un reino imaginario, esta novela nos muestra a una sociedad dividida por el color de la sangre. Por un lado está la gente común que tiene sangre roja; por el otro tenemos a aquellos que poseen sangre plateada y que tienen habilidades sobrenaturales.

Por ejemplo, se encontró que la Reina Roja tuvo un problema de osteoporosis muy marcado, y que le estaba afectando mucho; de hecho “su frente era casi una hojuela por el avance de la enfermedad”. Su estatura era de alrededor de metro y medio, y su edad se calculó entre 50 y 60 años.

La hipótesis de la Reina Roja fue propuesta por Leigh Van Valen, dentro de su Ley de las Extinciones, en 1973. ​ Van Valen derivó este principio al observar que las probabilidades de extinción en familias de organismos, dentro de una escala de tiempo geológica, eran constantes.

En el lujoso ajuar funerario de la Reina Roja destacaba su magnífica máscara funeraria. Esta pieza, que se halló completamente fragmentada, cubrió el rostro de la soberana y estaba hecha de malaquita. En la tumba se halló otra máscara más pequeña, realizada con jade, que adornaba una especie de cetro o cinturón.

Su hermana pequeña, la Reina Blanca, tiene diseños en el trono y en la corona que Iracebeth le robó una vez a ella.

El análisis de sus restos llevó a los investigadores a concluir que la Reina roja tuvo en vida 1,54 metros de estatura, murió con una edad entre los 50 y 60 años y tenía su cráneo deformado, con la frente aplanada, para seguir los cánones de belleza mayas.

El análisis de sus restos llevó a los investigadores a concluir que la Reina roja tuvo en vida 1,54 metros de estatura, murió con una edad entre los 50 y 60 años y tenía su cráneo deformado, con la frente aplanada, para seguir los cánones de belleza mayas.

La máscara facial de malaquita de la Reina Roja estaba compuesta por 119 fragmentos de este material. Fue restaurada por Juan Alfonso Cruz. Dos láminas de obsidiana hacían las veces de pupilas, y cuatro piezas de jade imitaban a los iris. Se dispusieron dos cuentas tubulares y dos circulares a modo de orejeras.

Su reinado k'atúnico realmente resultó mortífero, pues poco tiempo después falleció la señora Tz'ak-b'u Ajaw, el 13 de noviembre de 672 d.C. La esposa de Pakal fue sepultada en la cámara central del Templo XIII-sub o de la Reina Roja”.

Iñaki Iriondo. La reina sólo tenía una forma de solucionar las dificultades, grandes o pequeñas. «¡Córtenle la cabeza!», ordenó, sin siquiera mirar a su alrededor. «Yo mismo traeré al verdugo» contestó el rey rápidamente, y se fue corriendo.

Es una monarca infantil y de mal genio a quien el propio Carroll describe como «una furia ciega», y que se apresura a condenar a muerte ante la menor ofensa. Una de sus frases más famosas es la repetida «¡Que le corten la cabeza!».

Fue en el año de 1994 cuando un equipo de especialistas del INAH, comandados por el antropólogo Arnoldo González, descubrió en el edificio XIII, a un costado del Templo de las Inscripciones que resguarda la tumba del Rey Pakal, un gran sarcófago de piedra con los restos de una mujer cubierta por completo de cinabrio, ...

La importancia del hallazgo de la Reina Roja radica principalmente, en el descubrimiento de otro sarcófago dentro de una cámara mortuoria en el interior de un complejo arquitectónico. Por sus características, la tumba de la Reina Roja presenta similitudes con la del Templo de las Inscripciones.

LA REINA ROJA SAGA COMPLETA 4 LIBROS.

Lugares INAH - Máscara de la Reina Roja. Su procedencia es del Templo XIII de la Reina Roja. La máscara fue elaborada con 129 teselos de malaquita, dos placas redondeadas a manera de pupilas, cuatro placas de jadeíta simulando el iris y dos cuentas tubulares, cuatro circulares que forman las orejas tallada.

Pie de foto, La máscara funeraria del rey Pakal se encuentra en el Museo Nacional de Antropología, en Ciudad de México. Ese templo fue construido para guardar los restos de Pakal el Grande, un hombre que vivió entre 603 d. C.

Para empezar, fue una mujer muy importante en la vida del gran rey Pakal. Se determinó que Ix Tz'akbu Ajaw en realidad era originaria de Tokhtan u Ox te'kúb, y que llegó a Palenque para contraer nupcias con el rey, en el año 626.

Reina Roja, Loba Negra y Rey Blanco componen la trilogía que se ha convertido en un gran fenómeno de ventas, con más de un millón de ejemplares vendidos, y ha consagrado a su autor, Juan Gómez-Jurado como uno de los máximos exponentes del género thriller en el ámbito internacional. Antonia Scott es especial.

Un día mientras los jardineros descansaban, uno de sus compañeros les avisó que la Reina Roja iba en camino. Los jardineros entraron en pánico porque el jardín tenía todavía muchas rosas blancas sin pintar. En la desesperación, cada jardinero gritó su posición en el jardín y el color de la rosa que estaba en ese lugar.

La decapitación es la separación por cercenamiento de la cabeza y el cuerpo de un organismo vivo.

El porqué de su tan famoso ¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!, porque no le gustan las rosas blancas, y básicamente porque no tiene un corazón.

La gran reina roja, personaje de Lewis Carrol en Alicia en el país de las maravillas, es una alegoría a esta «bonita tradición» de la nobleza inglesa que, a la menor provocación, ordenaba: «¡Qué le corten la cabeza!»