¿Quién le puso el manto a Jesús?

Verónica (también llamada Serafia),​​​ según la tradición cristiana, fue la mujer que, durante el Viacrucis, tendió a Cristo un velo, lienzo o paño: el paño de la Verónica (también llamado "Verónica" a secas) para que enjugara el sudor y la sangre. En la tela habría quedado milagrosamente impreso el Santo Rostro.

La incredulidad de Tomás es el episodio del Evangelio de Juan donde el apóstol Tomás niega la Resurrección de Cristo, mientras no vea y toque personalmente las heridas infligidas a Jesús en la Cruz.

En esto, una mujer samaritana llegó al pozo para sacar agua y Jesús le dijo: "Dame de beber". La samaritana le dijo: "¿Cómo es que tú que eres judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?".

El Sudario de Turín —también conocido como la Síndone, la Sábana Santa o el Santo Sudario— es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión.

Lucas 8:43-48: «Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias, sin que nadie pudiera sanarla. Ella se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia.

Ella sanó de inmediato. Jesús se dio la vuelta y preguntó: “¿Quién ha tocado mis vestidos?”. La mujer tuvo miedo; se arrodilló ante el Salvador y le dijo que ella lo había tocado. Jesús le dijo que su fe en Él la había sanado.

Relata cómo una mujer anónima que sufría de flujo uterino patológico —en la tradición posterior recibiría el nombre de hemorroísa- se acerca subrepticiamente a Cristo desde atrás.

Los santos clavos fueron aquellos que se emplearon en la crucifixión de Jesucristo. Al descenderle de la Cruz, una vez muerto, de acuerdo con la tradición, los clavos fueron enterrados con aquélla.

Ben-Hur es una película basada en la novela homónima de Lewis Wallace de 1880. Es uno de los libros más leídos en Estados Unidos, después de la Biblia. El escritor estadounidense cuenta la vida y peripecias de Judá Ben-Hur, un príncipoe judío ficticio, contemporáneo de Jesús en tiempos romanos de Tiberio.

A Dios, su Padre: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” A todos: “Tengo sed.” Al mundo: “Todo está cumplido.” A Dios: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.”

Giulio Fanti expresó: según nuestro estudio, Jesús era un hombre de belleza extraordinaria. Esbelto, pero muy robusto, medía un metro y 80 centímetros, mientras que la estatura promedio de la época era de un metro y 65 centímetros.

Se cree que esta sabana, de un poco más de 4 metros de largo, cubrió el cuerpo crucificado de Jesús hace más de 2000 años. La tela está cubierta de manchas de sangre, tierra y marcas de agua, y muestra una impresión real del rostro de un hombre. Aun así, no es el ver, sino creer, lo que hace la diferencia.

Estos flecos le recordaban a cada hombre judío su responsabilidad por cumplir los mandamientos de Elohim. Actualmente, estos flecos representan las 613 leyes de Yahwéh, de las cuales 365 mandamientos son prohibiciones, y 248 son afirmaciones.

El texto, según traducción del original de la Biblia de Jerusalén, habla del caballero del Apocalipsis, el Cristo, que “lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de los Señores”.

El manto púrpura de Jesús

Se dice que, antes de crucificar a Jesús, los soldados romanos lo vistieron con un manto púrpura y le trenzaron una corona de espinas.

16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: ^aRey de reyes y Señor de señores.

Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: —Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí?

Para ellas, el Espíritu Santo puede producir un sutil sentimiento de gratitud, paz, reverencia o amor (véase Gálatas 5:22–23). En las Escrituras también se describe al Espíritu Santo como un “ardor” en el pecho (véase Doctrina y Convenios 9:8–9).

Un texto del Antiguo Testamento, el Levítico, habla de la impureza de la mujer con la regla: "Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche".

Dios nos dice claramente en la Biblia que las mujeres y los hombres son iguales y, aun así, en el mundo las mujeres tienen menos derechos a la educación, a tener acceso a los alimentos, al dinero y a tener un empleo bien remunerado.

Color rojo: pasión

Conmemoración de los mártires: Los días que se celebra en la Iglesia la muerte de algún mártir, el sacerdote debe vestir la casulla roja. Esto se debe a que los mártires dieron su vida y derramaron su sangre por Dios.

¿Cuánto pesaba la cruz con la que murió Jesús? El arquitecto francés Charles Rohault de Fleury se dio la tarea de catalogar los fragmentos de los que se tenía conocimiento de la cruz en 1870. Dijo que ésta tenía un peso aproximado de 74.8 kilogramos y medía de tres o cuatro metros de alto y dos de ancho.

El clavo derecho significa que estamos libres de culpabilidad. El segundo clavo en su mano izquierda significa la cancelación de todos los argumentos de satanás. Y el tercer clavo, el de sus pies, significa victoria sobre la opresión por eso no debemos vivir en opresión pues Cristo pagó para cancelarlo.

San Longinos o Longino de Cesárea fue, según algunas tradiciones cristianas, el soldado romano que traspasó el costado del cuerpo de Jesús con su lanza, conocida como La Santa Lanza.

Al paso de Ben Hur por Nazareth, rumbo al castigo de las galeras, un joven de su edad, compadecido de su fatiga, le da de beber agua.

Judah Ben Hur y Messala son dos grandes amigos que crecen como hermanos en el Jerusalén ocupado por el Imperio Romano. Messala es apartado de la familia Hur, cuando su padre, un senador romano al que nunca conoció, le reclama en Roma. Años más tarde, Messala vuelve a Jerusalén al mando de una guarnición.

Messala​ es un joven romano que entabló una fuerte y especial amistad en su niñez con Judá Ben-Hur, que pertenecía a una de las más importantes y adineradas familias de la ciudad de Jerusalén. Su padre era gobernador de Judea y él acudió a Roma para formarse como militar, mientras que Judá se quedó en su ciudad natal.